26/09/2020, 19:25
Y poco después, las puertas falsas puertas de acero reforzado se abrieron con sencillez a un lado, dejando ante los ojos de la kunoichi la misma sala del dormitorio sin nadie en su interior. Arqueó una ceja, dubitativa sobre porque había ocurrido eso, pero probó otra vez a llamar a su compañero.
— ¡Estoy en las salas extrañas, en la habitación del difunto! — replicó nuevamente usando como antes las manos para potenciar su voz, funcionara o no, era un instinto básico para la mayoría de la gente.
— ¡Estoy en las salas extrañas, en la habitación del difunto! — replicó nuevamente usando como antes las manos para potenciar su voz, funcionara o no, era un instinto básico para la mayoría de la gente.