1/10/2020, 18:41
—Estoy seguro de que estarás deseando tomar cartas en el asunto después de ver lo que tu cliente ha hecho. Nosotros también —comentó Juro, clavando su mirada en ella. Una mirada seria. A él, el desprecio no le haría retroceder—. Dinos quién os contrató. ¿Quién es la persona que tiene tanto interés en sabotear la competición?
—Lo que estoy deseando es no tener que ver más con esta mierda —espeto, para luego mirar al asesinado—. Y quizá darle un entierro decente.
Entendía lo que Juro trataba de decirle, pero a la vez sentía que seres como ellos ni siquiera se molestaban en comprenderla. ¿Qué sentido tenia tomar venganza si se trataba de alguien débil como ella? Aunque lograse algo, ella tendría que ser quien se quedase en aquella ciudad con nuevos enemigos. Aun así, darles información a aquellos dos podía implicar que aquellos que les habían utilizado recibirían su merecido mientras ella se mantenía fuera de acción. Se dijo a si mismo que jamás había sido una soplona, pero dadas las circunstancias…
—Un día un sujeto llego a nosotros —comenzó ella—, quería proponernos un trato. La competencia estaba cerca, por lo que supusimos de que se trataba: todos los años se contrata a docenas de saboteadores para fastidiar a los competidores.
»Solian ser cosas sencillas: hacerles llegar tarde, robarles sus herramientas y cosas así… Pero esta vez la cosa prometía ser enorme, por lo que el dinero que podíamos pedir también lo seria.
En cierto momento se dio cuenta de lo tonto que había sido pensar que sería un trabajo como cualquier otro.
—No sé quién era el cliente, ni tampoco me importaba mientras que estuviese dispuesto a pagar lo suficiente —reconoció sin rastro de vergüenza—. Aun así, él si había averiguado algunas cosas —revelo, refiriendo a su compañero—: dijo que era un sujeto importante, alguien que estaba enemistado con el jurado… Era algo acerca de dejarle por fuera del negocio.
»En cierto punto dejo de averiguar más… Al parecer, el sujeto que representaba al cliente era peligroso. —Ella también lo había sentido, su instinto de supervivencia le ponía en alerta máxima cada vez que aparecía aquel hombre.
»En fin, mi compañero dijo que luego de nuestro fracaso nuestro cliente estaría cabreado y seguro que decidiría ir a por medidas más extremas… Yo…, nosotros puede que le hayamos informado sobre ustedes como los principales obstáculos para sus intenciones…
—¿Puedes darnos más detalles? —pregunto Kazuma, quien movido por su gran curiosidad había tomado su leal libreta y estaba anotando todo.
—Ya que —dijo resignada, ser informante era más desagradable de lo que pensaba—. Podría tener algo de información sobre aquel sujeto en…
De pronto se interrumpió, como si su lengua se hubiese paralizado. Instantes después, el joven peliblanco retrocedió mientras una especie de sello se enrollaba alrededor del cuerpo de la muchacha, como si de una serpiente silenciadora se tratase.
—Lo que estoy deseando es no tener que ver más con esta mierda —espeto, para luego mirar al asesinado—. Y quizá darle un entierro decente.
Entendía lo que Juro trataba de decirle, pero a la vez sentía que seres como ellos ni siquiera se molestaban en comprenderla. ¿Qué sentido tenia tomar venganza si se trataba de alguien débil como ella? Aunque lograse algo, ella tendría que ser quien se quedase en aquella ciudad con nuevos enemigos. Aun así, darles información a aquellos dos podía implicar que aquellos que les habían utilizado recibirían su merecido mientras ella se mantenía fuera de acción. Se dijo a si mismo que jamás había sido una soplona, pero dadas las circunstancias…
—Un día un sujeto llego a nosotros —comenzó ella—, quería proponernos un trato. La competencia estaba cerca, por lo que supusimos de que se trataba: todos los años se contrata a docenas de saboteadores para fastidiar a los competidores.
»Solian ser cosas sencillas: hacerles llegar tarde, robarles sus herramientas y cosas así… Pero esta vez la cosa prometía ser enorme, por lo que el dinero que podíamos pedir también lo seria.
En cierto momento se dio cuenta de lo tonto que había sido pensar que sería un trabajo como cualquier otro.
—No sé quién era el cliente, ni tampoco me importaba mientras que estuviese dispuesto a pagar lo suficiente —reconoció sin rastro de vergüenza—. Aun así, él si había averiguado algunas cosas —revelo, refiriendo a su compañero—: dijo que era un sujeto importante, alguien que estaba enemistado con el jurado… Era algo acerca de dejarle por fuera del negocio.
»En cierto punto dejo de averiguar más… Al parecer, el sujeto que representaba al cliente era peligroso. —Ella también lo había sentido, su instinto de supervivencia le ponía en alerta máxima cada vez que aparecía aquel hombre.
»En fin, mi compañero dijo que luego de nuestro fracaso nuestro cliente estaría cabreado y seguro que decidiría ir a por medidas más extremas… Yo…, nosotros puede que le hayamos informado sobre ustedes como los principales obstáculos para sus intenciones…
—¿Puedes darnos más detalles? —pregunto Kazuma, quien movido por su gran curiosidad había tomado su leal libreta y estaba anotando todo.
—Ya que —dijo resignada, ser informante era más desagradable de lo que pensaba—. Podría tener algo de información sobre aquel sujeto en…
De pronto se interrumpió, como si su lengua se hubiese paralizado. Instantes después, el joven peliblanco retrocedió mientras una especie de sello se enrollaba alrededor del cuerpo de la muchacha, como si de una serpiente silenciadora se tratase.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)