4/10/2020, 14:27
(Última modificación: 4/10/2020, 14:27 por Aotsuki Ayame.)
Yota accedió a la propuesta de la Morikage, y se dispuso a salir. Sin embargo, antes de que llegara a poner un pie fuera del despacho, Kintsugi alzó una mano para retenerle.
—Espera, Yota. Antes de partir debes saber una última cosa —dijo. Y el Kusajin podría apreciar que estaba mucho más seria y sombría que de costumbre—. La decisión de que vayas al Valle Aodori no recae sólo sobre mí. Debo informar a la Arashikage y es muy probable que, aún de aceptar, tengas ojos vigilándote por todas partes. Lo mismo ocurre para el País del Remolino. Es... —La Morikage lanzó un profundo suspiro—. El precio a pagar por vetar la entrada de sus jinchūriki al País del Bosque.
—Espera, Yota. Antes de partir debes saber una última cosa —dijo. Y el Kusajin podría apreciar que estaba mucho más seria y sombría que de costumbre—. La decisión de que vayas al Valle Aodori no recae sólo sobre mí. Debo informar a la Arashikage y es muy probable que, aún de aceptar, tengas ojos vigilándote por todas partes. Lo mismo ocurre para el País del Remolino. Es... —La Morikage lanzó un profundo suspiro—. El precio a pagar por vetar la entrada de sus jinchūriki al País del Bosque.