6/10/2020, 19:31
El efecto del veneno paralizante apenas comenzaba a disiparse cuando la muchacha sintió como si una cadena de hierro se apretara a su alrededor. De hecho, era inclusive peor que antes, pues ni siquiera era capaz de hablar. Por suerte para todos, había alguien lo bastante diestro en técnicas de sellado como para manejar la situación.
—¿Cómo estás? ¿Puedes hablar? —le preguntaría a la saboteadora una vez hubiera terminado su compañero, para comprobar si la contramedida de Datsue había hecho efecto.
—¿Qué coño ha sido eso? —pregunto, sudando como si recién despertara de una pesadilla—. Fue horrible.
De pronto, aquella ignorancia nada fingida llamo la atención del peliblanco.
—¿No sabias lo que hacia ese sello cuando te lo colocaron? —pregunto Kazuma.
—No me han colocado nada, nunca dejo que nadie se me acerqué demasiado…
Aquello planteaba una interrogante. Parecía probable que la muchacha hubiese sido marcada sin darse cuenta, aunque aquella no parecía una técnica de colocación tan sutil; o podía haber sido marcada en un estado de inconciencia.
—Extraño —conjeturo el peliblanco—. De todas formas, ya estas libre de él… ¿Qué es lo que ibas a decir?
—Mi compañero… era de los que piensan, de los que saben cosas —dijo sin ser muy clara—. Él tenía un cuaderno, algo como un diario en donde escribía sobre como marchaba cada trabajo… Me dijo que lo guardaba por allí, debajo de unas tablas.
En vista de que la muchacha aún no se podía mover, y movido por su propia curiosidad, Kazuma se adelantó hasta el sitio que señalo con la barbilla y removió algunos trastos y una tabla unida al suelo. Allí en un pequeño hueco, cubierto de una vieja tela, yacía un cuaderno.
El joven peliblanco lo extrajo y rebusco en las últimas páginas. Se tomó un momento y luego hablo:
—Qué raro… Escuchen esto:
Se detuvo y salto a otro párrafo.
Luego en la última entrada
Y con ello terminaba aquel diario.
—Imagino que tú eres Nokomi —dijo el peliblanco mientras pasaba el diario a los jounin—. No sé qué pensar: todo esto suena a locura o terror.
La chica lucia aterrada como si de brujería le estuviesen hablando; pero en el mundo de los ninjas (al menos de los experimentados) puede que aquello fuese más una cuestión de humo y espejos…, aunque no por ello menos peligrosa y cierta.
—¿Cómo estás? ¿Puedes hablar? —le preguntaría a la saboteadora una vez hubiera terminado su compañero, para comprobar si la contramedida de Datsue había hecho efecto.
—¿Qué coño ha sido eso? —pregunto, sudando como si recién despertara de una pesadilla—. Fue horrible.
De pronto, aquella ignorancia nada fingida llamo la atención del peliblanco.
—¿No sabias lo que hacia ese sello cuando te lo colocaron? —pregunto Kazuma.
—No me han colocado nada, nunca dejo que nadie se me acerqué demasiado…
Aquello planteaba una interrogante. Parecía probable que la muchacha hubiese sido marcada sin darse cuenta, aunque aquella no parecía una técnica de colocación tan sutil; o podía haber sido marcada en un estado de inconciencia.
—Extraño —conjeturo el peliblanco—. De todas formas, ya estas libre de él… ¿Qué es lo que ibas a decir?
—Mi compañero… era de los que piensan, de los que saben cosas —dijo sin ser muy clara—. Él tenía un cuaderno, algo como un diario en donde escribía sobre como marchaba cada trabajo… Me dijo que lo guardaba por allí, debajo de unas tablas.
En vista de que la muchacha aún no se podía mover, y movido por su propia curiosidad, Kazuma se adelantó hasta el sitio que señalo con la barbilla y removió algunos trastos y una tabla unida al suelo. Allí en un pequeño hueco, cubierto de una vieja tela, yacía un cuaderno.
El joven peliblanco lo extrajo y rebusco en las últimas páginas. Se tomó un momento y luego hablo:
—Qué raro… Escuchen esto:
Este trabajo se complica a cada paso y el cliente no quiere ceder: desea que más que una distracción dejemos incapacitados a los competidores. Es sutil, pero me parece sentir los aromas de la venganza; no contra los participantes, que solo con circunstanciales, sino por la competición misma, como un deseo de manchar el nombre del evento y los jurados, de frustrar sus intentos o castigar algo… Cuando el cliente no menciona un objetivo en particular, es que su odio tiene múltiples destinatarios.
Se detuvo y salto a otro párrafo.
La reacción del cliente luego del último informe no fue la esperada: me asegure de enfatizar que en la competencia había ninjas de verdad y que eso estaba más allá del alcance de nuestras capacidades; además que eran gente acostumbrada al peligro y a la cacería humana… Creí que con eso liquidaría nuestro pago y se decantaría por otras tácticas más indirectas; pero lo cierto es que su representante lucia bastante satisfecho…, casi feliz.
Ese tipo de reacción es la de alguien gustoso de buscar pleitos y encontrar a quienes se los respondan. Luego de la amenazante descripción que le di, imagino que es alguien lo suficientemente competente para no sentirse intimidado… Aunque más que competente yo diría que es inquietante.
Ese tipo de reacción es la de alguien gustoso de buscar pleitos y encontrar a quienes se los respondan. Luego de la amenazante descripción que le di, imagino que es alguien lo suficientemente competente para no sentirse intimidado… Aunque más que competente yo diría que es inquietante.
Luego en la última entrada
Algo extraño pasa con ese sujeto: siempre me guardo algunos detalles sobre los informes que doy (algo que me pueda resultar de utilidad). Sin embargo, este sujeto siempre estaba enterado de cosas que solo yo podía saber y que no le había dicho… Eso no es todo, e empezado e temer sobre lo que hace… Hace poco le pague un buen dinero a un guardia por algo de información de una reunión que se llevó a cabo con el mismo sujeto luego de nuestra contratación (intuyo que buscaba más gente para trabajar). Me conto que la negociación salió mal por un desacuerdo en el precio y que… con un gesto de aquel sujeto el que le amenazaba cayó al suelo sujetándose la cabeza y gritando como si se la estuviesen aplastando. Finalmente, sin siquiera haber sido tocado, cayó muerto. Lo extraño fue que cuando le volví a contactar por más información, no recordaba absolutamente nada de lo ocurrido y estoy seguro de que no estaba mintiendo… Con aquello me di cuenta de algo que había estado pasando: Nokomi y yo hemos estado teniendo disparidades en nuestros testimonios cuando del trabajo se trata. Generalmente, achacaría aquello a que es distraída y no piensa mucho las cosas; pero no lo es tanto como para que ella recuerde una versión y yo otra… Inclusive, estoy comenzando a encontrar contradicciones entre lo que he escrito y lo que recuerdo… y entre más mente hago más incongruencias hayo.
Esto ya es muy grande para nosotros, pero no creo que se nos permita renunciar sin morir… En nuestro próximo encuentro no le hablare de duda o deserción, simplemente asentiré y mostrare intenciones de seguir por cuestiones de codicia.
Espero que de esa manera nos quite el ojo de encima el suficiente tiempo como para que desaparezcamos.
Esto ya es muy grande para nosotros, pero no creo que se nos permita renunciar sin morir… En nuestro próximo encuentro no le hablare de duda o deserción, simplemente asentiré y mostrare intenciones de seguir por cuestiones de codicia.
Espero que de esa manera nos quite el ojo de encima el suficiente tiempo como para que desaparezcamos.
Y con ello terminaba aquel diario.
—Imagino que tú eres Nokomi —dijo el peliblanco mientras pasaba el diario a los jounin—. No sé qué pensar: todo esto suena a locura o terror.
La chica lucia aterrada como si de brujería le estuviesen hablando; pero en el mundo de los ninjas (al menos de los experimentados) puede que aquello fuese más una cuestión de humo y espejos…, aunque no por ello menos peligrosa y cierta.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)