14/10/2020, 05:21
Una noche, aunque fuese una de mal sueño, había bastado para que Juro asumiese la situación y se dispusiera a actuar. Un ninja de rango alto como él tenía la autonomía suficiente como para decidir sobre la marcha, sobre todo en una situación como aquella: un seudo-ninja vendiendo su fuerza de trabajo era algo común; pero uno que vendiese sus técnicas y las equipase como herramientas ya eran palabras mayores, no solo por interferir en un evento público tan importante, sino porque su potencial para desencadenar el caos era enorme.
— Kazuma-kun, esto va a ser peligroso. Puede que el asesino ataque durante esta prueba. No sé cuanto saben de nosotros pero hay una posibilidad de que a ti no te hayan vinculado con nosotros — le explicó Juro —. Es tu decisión, pero no sé hasta que punto podré controlar la situación ahí. Quizá lo más seguro es que te quedes.
—Me gustaría ayudarle; pero, siendo honesto, terminaría estorbando —admitió sin mucho desanimo, como si fuera algo natural—. Aun así, me mantendré atento a la situación, no dude en pedirme cualquier cosa que necesité, sensei.
Luego de lo dicho, Kazuma le entrego a su maestro el cuaderno con las anotaciones.
—Éxito y fortuna, sensei —le deseo, sabiendo que la posición de carnada nunca era fácil.
Llegado a semejante punto, Juro tendría que tomar una decisión. La primera opción era convertirse en cazador y utilizar el diario obtenido, buscar en él las pistas que pudiesen conducirle a su enemigo y tomarle por sorpresa; la otra era asistir al evento y darse a sí mismo como carnada, con el riesgo de, si su oponente era diestro en el asesinato sutil, le podría acabar antes de poder defenderse. La decisión parecía difícil, pero aquello era lo habitual para ninja. Como se decía en la academia: "Uno de los mayores talentos de un ninja es usar su poder y experiencia para crear nuevas posibilidades".
— Kazuma-kun, esto va a ser peligroso. Puede que el asesino ataque durante esta prueba. No sé cuanto saben de nosotros pero hay una posibilidad de que a ti no te hayan vinculado con nosotros — le explicó Juro —. Es tu decisión, pero no sé hasta que punto podré controlar la situación ahí. Quizá lo más seguro es que te quedes.
—Me gustaría ayudarle; pero, siendo honesto, terminaría estorbando —admitió sin mucho desanimo, como si fuera algo natural—. Aun así, me mantendré atento a la situación, no dude en pedirme cualquier cosa que necesité, sensei.
Luego de lo dicho, Kazuma le entrego a su maestro el cuaderno con las anotaciones.
—Éxito y fortuna, sensei —le deseo, sabiendo que la posición de carnada nunca era fácil.
Llegado a semejante punto, Juro tendría que tomar una decisión. La primera opción era convertirse en cazador y utilizar el diario obtenido, buscar en él las pistas que pudiesen conducirle a su enemigo y tomarle por sorpresa; la otra era asistir al evento y darse a sí mismo como carnada, con el riesgo de, si su oponente era diestro en el asesinato sutil, le podría acabar antes de poder defenderse. La decisión parecía difícil, pero aquello era lo habitual para ninja. Como se decía en la academia: "Uno de los mayores talentos de un ninja es usar su poder y experiencia para crear nuevas posibilidades".
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