12/01/2016, 14:12
La joven kunoichi del remolino, ciega por encontrar una tienda dónde poder encontrar una botella de agua para comprar con los ryos que traía de su aldea, no se dio cuenta de dónde se encontraba delante en aquellos momentos tan sufribles para ella. Aunque no era especialmente lo que buscaba en esos momentos, sí era lo que necesitaba para pronto dejar aquel pequeño pueblecito lleno de turistas deseosos de nuevas y hermosas vistas y partir de nuevo hacia su hogar; pero, como el destino es caprichoso, Eri no pensaba en calabazas en esos precisos minutos.
—Eh, tú. ¿Buscas a Midaru-san?
La joven peliazul frunció el ceño ante la forma de hablar del intruso de sus pensamientos, haciendo virar su vista hacia la posición en la que se encontraba el susodicho joven. Tuvo que subir la cabeza hacia arriba pues el chico medía más que ella y lo que encontró escapó de su lógica y realidad, abriendo los ojos un poco más de lo que normalmente los tenía abiertos. El chico en cuestión tenía una tonalidad de piel azulada, pero no un color de los que parece que su portador esté enfermo, no; se notaba que era su color de piel natural aun por difícil que fuera distinguirlo, o al menos esa era la sensación que le transmitía a la huérfana de Uzushiogakure. También cabía a destacar su larga melena peinada hacia atrás de un color azul más intenso que el de su piel, que empezaba desde una banda que vestía su frente, con el símbolo de Amegakure...
'' Es... Es un shinobi, pero...'' Cerca estaba de seguir su hallazgo, cuando observó más detenidamente los ropajes del mismo, que contaba con una indumentaria de camisa sin mangas color oscura, pantalones típicos de ninja y vendas que cubrían hasta sus tobillos, donde comenzaban unas sandalias shinobi. Después de unos segundos de analizar al chico, seguía sin entender por qué, siendo también un ninja como ella, el presentimiento que tenía de él palpitaba con fuerza en su cabeza, y es que lo que no le cuadraba algo, pero ella no sabía con certeza qué era la pieza que no encajaba en el puzle del chico.
La joven de ojos esmeralda fue a hablar, pero los primeros intentos fueron en vano ya que tenía la garganta bastante seca y la boca pastosa de no haber hablado durante tanto tiempo con nadie. Intentó tragar saliva para humedecer su interior, y así pudo hablar.
-¿Midaru-san? - Preguntó con una voz demasiado grave que de costumbre, confusa. -No sé quién es Midaru-san, pero si es una tienda donde venden agua sí que lo estoy buscando - Se rascó la mejilla con el dedo índice de su mano izquierda, a lo mejor él tenía la información necesaria. -O... ¿Eres tú Midaru-san? - Preguntó, ahora con un brillo de esperanza en los ojos. -¿Me podrías dar agua, por favor? - Se acercó unos pasos hacia el chico, con una felicidad indescriptible, esperando por fin dar con lo que de verdad requería en esos momentos.
—Eh, tú. ¿Buscas a Midaru-san?
La joven peliazul frunció el ceño ante la forma de hablar del intruso de sus pensamientos, haciendo virar su vista hacia la posición en la que se encontraba el susodicho joven. Tuvo que subir la cabeza hacia arriba pues el chico medía más que ella y lo que encontró escapó de su lógica y realidad, abriendo los ojos un poco más de lo que normalmente los tenía abiertos. El chico en cuestión tenía una tonalidad de piel azulada, pero no un color de los que parece que su portador esté enfermo, no; se notaba que era su color de piel natural aun por difícil que fuera distinguirlo, o al menos esa era la sensación que le transmitía a la huérfana de Uzushiogakure. También cabía a destacar su larga melena peinada hacia atrás de un color azul más intenso que el de su piel, que empezaba desde una banda que vestía su frente, con el símbolo de Amegakure...
'' Es... Es un shinobi, pero...'' Cerca estaba de seguir su hallazgo, cuando observó más detenidamente los ropajes del mismo, que contaba con una indumentaria de camisa sin mangas color oscura, pantalones típicos de ninja y vendas que cubrían hasta sus tobillos, donde comenzaban unas sandalias shinobi. Después de unos segundos de analizar al chico, seguía sin entender por qué, siendo también un ninja como ella, el presentimiento que tenía de él palpitaba con fuerza en su cabeza, y es que lo que no le cuadraba algo, pero ella no sabía con certeza qué era la pieza que no encajaba en el puzle del chico.
La joven de ojos esmeralda fue a hablar, pero los primeros intentos fueron en vano ya que tenía la garganta bastante seca y la boca pastosa de no haber hablado durante tanto tiempo con nadie. Intentó tragar saliva para humedecer su interior, y así pudo hablar.
-¿Midaru-san? - Preguntó con una voz demasiado grave que de costumbre, confusa. -No sé quién es Midaru-san, pero si es una tienda donde venden agua sí que lo estoy buscando - Se rascó la mejilla con el dedo índice de su mano izquierda, a lo mejor él tenía la información necesaria. -O... ¿Eres tú Midaru-san? - Preguntó, ahora con un brillo de esperanza en los ojos. -¿Me podrías dar agua, por favor? - Se acercó unos pasos hacia el chico, con una felicidad indescriptible, esperando por fin dar con lo que de verdad requería en esos momentos.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)