3/11/2020, 13:36
Pero Shanise negó con la cabeza casi de inmediato:
—No podemos perder el tiempo en buscar el rastro de alguien que probablemente está muerto —sentenció, con la cruel firmeza de una tormenta cerniéndose sobre un barco a la deriva en mitad del océano—. Debo recordaros que no estamos ante un enemigo común. Mientras buscáis información tendréis también que vigilaros las espaldas los unos a los otros. Si os topáis con esos chūnin por casualidad, informadme, pero no los tengáis en mente. Tenéis peores cosas de las que preocuparos.
—Entendido —respondieron Ayame y Kaido, prácticamente al unísono. Aunque ella con más pesar que él. Y cualquiera que la conociera mínimamente sabría lo que pasaba por su cabeza en aquellos instantes.
Shanise dirigió entonces una larga mirada a las misteriosas gemelas ANBU. Por alguna razón que Ayame desconocía, la líder parecía notablemente preocupada. Una sombra oscura nublaba sus vibrantes ojos azules.
—Coged lo que tengáis que coger y reuníos en la entrada de la villa: partiréis de inmediato. El camino a Yukio puede ser muy traicionero, así que preparaos bien. Y por favor, una vez más... sed prudentes. Prudentes...
La manera en que la líder enredó los cabellos entre sus dedos sólo la inquietó aún más. ¿Qué era lo que tanto temía. Estaba a punto de preguntar al respecto cuando Kaido la interpeló directamente, sorprendiéndola:
—Puedo estar en el puente en unos quince minutos, si te parece. Sólo debo ir a por unas cosas, y pillar un abrigo. También quisiera que me contaras con mayor detalle acerca de esa misión tuya en Yukio, para tener una mejor idea de en qué nos estamos metiendo ¿vale?
«Mi... ¿Mi misión en Yukio?» Ayame parpadeó varias veces, confundida.
—Eh... S... Sí, claro —asintió ella, antes de agregar, con una sonrisa nerviosa—. Yo también tengo que coger algunas cosas. Sobre todo abrigo, lo vamos a necesitar. Oh, y creo que sería buena idea que nos pasáramos por la armería. Sólo por si acaso. —Entonces se volvió hacia las gemelas enmascaradas—. ¿Nos vemos entonces en el puente de entrada en un cuarto de hora?
—Shanise-sama, si no hay nada más que tratar, pido permiso para retirarme —añadió Kaido.
Y Ayame le dirigió una mirada de soslayo a su Arashikage. En aquellos momentos, habría dado cualquier cosa por poseer la habilidad de su padre para ver más allá de los ojos de las personas y adentrarse en sus mentes. Al final la curiosidad pudo con ella y tuvo que armarse de valor.
—Si me permite la indiscreción, Arashikage-sama... —dijo, con voz temblorosa—. ¿Se encuentra bien? Parece... preocupada... —Demasiado preocupada.
—No podemos perder el tiempo en buscar el rastro de alguien que probablemente está muerto —sentenció, con la cruel firmeza de una tormenta cerniéndose sobre un barco a la deriva en mitad del océano—. Debo recordaros que no estamos ante un enemigo común. Mientras buscáis información tendréis también que vigilaros las espaldas los unos a los otros. Si os topáis con esos chūnin por casualidad, informadme, pero no los tengáis en mente. Tenéis peores cosas de las que preocuparos.
—Entendido —respondieron Ayame y Kaido, prácticamente al unísono. Aunque ella con más pesar que él. Y cualquiera que la conociera mínimamente sabría lo que pasaba por su cabeza en aquellos instantes.
Shanise dirigió entonces una larga mirada a las misteriosas gemelas ANBU. Por alguna razón que Ayame desconocía, la líder parecía notablemente preocupada. Una sombra oscura nublaba sus vibrantes ojos azules.
—Coged lo que tengáis que coger y reuníos en la entrada de la villa: partiréis de inmediato. El camino a Yukio puede ser muy traicionero, así que preparaos bien. Y por favor, una vez más... sed prudentes. Prudentes...
La manera en que la líder enredó los cabellos entre sus dedos sólo la inquietó aún más. ¿Qué era lo que tanto temía. Estaba a punto de preguntar al respecto cuando Kaido la interpeló directamente, sorprendiéndola:
—Puedo estar en el puente en unos quince minutos, si te parece. Sólo debo ir a por unas cosas, y pillar un abrigo. También quisiera que me contaras con mayor detalle acerca de esa misión tuya en Yukio, para tener una mejor idea de en qué nos estamos metiendo ¿vale?
«Mi... ¿Mi misión en Yukio?» Ayame parpadeó varias veces, confundida.
—Eh... S... Sí, claro —asintió ella, antes de agregar, con una sonrisa nerviosa—. Yo también tengo que coger algunas cosas. Sobre todo abrigo, lo vamos a necesitar. Oh, y creo que sería buena idea que nos pasáramos por la armería. Sólo por si acaso. —Entonces se volvió hacia las gemelas enmascaradas—. ¿Nos vemos entonces en el puente de entrada en un cuarto de hora?
—Shanise-sama, si no hay nada más que tratar, pido permiso para retirarme —añadió Kaido.
Y Ayame le dirigió una mirada de soslayo a su Arashikage. En aquellos momentos, habría dado cualquier cosa por poseer la habilidad de su padre para ver más allá de los ojos de las personas y adentrarse en sus mentes. Al final la curiosidad pudo con ella y tuvo que armarse de valor.
—Si me permite la indiscreción, Arashikage-sama... —dijo, con voz temblorosa—. ¿Se encuentra bien? Parece... preocupada... —Demasiado preocupada.