18/11/2020, 21:00
—Oh... —murmuró Kaido. Parecía que había algo que le carcomía por dentro, pero Ayame terminó por apartar la mirada y no se atrevió a bucear en sus profundos y afilados ojos azules. Seguía sin sentirse cómoda en su presencia—. Pues, ¿podéis compartir esa información conmigo? así tengo mejor noción de lo que ha estado sucediendo allí.
Ella se removió, inquieta. Sus ojos, nerviosos, se desviaron inevitablemente hacia las gemelas que caminaban delante de ellos. Por mucho que trataba de alcanzarlas, ellas aceleraban el paso en cuanto lo sentían. Era como si quisieran mantenerse siempre en el frente. Al final, Ayame había desistido y se había mantenido en la retaguardia, aunque una parte de ella estaba convencida de que, si quisiera, podría adelantarlas muy fácilmente. Cuando respondió, alzó un poco la voz para que las gemelas pudieran escucharla. Después de todo, era información que les interesaba a todos.
—Lamentablemente no sabemos mucho más de lo que plasmé en el informe —confesó, hundiendo los hombros—. Cuando Kuroyuki revirtió mi sello, Kurama le dijo a Kokuō que le buscara al norte del País de la Tormenta, más allá de la Cordillera Tsukima. Que debía preguntar por una tal... Mae... —dudó.
«Maimai.» La corrigió Kokuō.
—¡Eso! Maimai. Debía preguntar por Maimai en un hotel al norte de Yukio, llamado Atardecer....
«Alba del Invierno.»
—Alba del Invierno —se corrigió, sacudiendo la cabeza—. No sabemos nada más.
Ella se removió, inquieta. Sus ojos, nerviosos, se desviaron inevitablemente hacia las gemelas que caminaban delante de ellos. Por mucho que trataba de alcanzarlas, ellas aceleraban el paso en cuanto lo sentían. Era como si quisieran mantenerse siempre en el frente. Al final, Ayame había desistido y se había mantenido en la retaguardia, aunque una parte de ella estaba convencida de que, si quisiera, podría adelantarlas muy fácilmente. Cuando respondió, alzó un poco la voz para que las gemelas pudieran escucharla. Después de todo, era información que les interesaba a todos.
—Lamentablemente no sabemos mucho más de lo que plasmé en el informe —confesó, hundiendo los hombros—. Cuando Kuroyuki revirtió mi sello, Kurama le dijo a Kokuō que le buscara al norte del País de la Tormenta, más allá de la Cordillera Tsukima. Que debía preguntar por una tal... Mae... —dudó.
«Maimai.» La corrigió Kokuō.
—¡Eso! Maimai. Debía preguntar por Maimai en un hotel al norte de Yukio, llamado Atardecer....
«Alba del Invierno.»
—Alba del Invierno —se corrigió, sacudiendo la cabeza—. No sabemos nada más.