28/11/2020, 00:29
El asistente de la sala condujo a Juro hacia el interior, allí el ambiente era de arrogancia y risas. Le fue dada una silla y frente a él se colocó un pequeño indicador piramidal con su nombre, el falso.
El ambiente era bastante relajado, algunos fumaban tabacos caros mientras que otros disfrutaban de un vino empalagoso. Al parecer la mayoría se conocía, mientras que unos pocos eran nuevos que llamaban la atención. Se intercambiaban chistes y distendían en conversaciones triviales. Algunos se dirigieron al recién llegado hacían alguna pregunta casual o buscando su opinión respecto al ambiente.
Era evidente que todos le reconocían como nuevo, pero en aquella sala parecía gobernar una regla tacita sobre no hacer preguntas personales y no inmiscuirse en asuntos ajenos.
Luego de pasado un rato, un llego el que sería el octavo jugador. Se trataba de un sujeto un tanto joven para el promedio de los presentes, de ropas lujosas y aire desafiante como un yakuza. Se sentó en el puesto libre bruscamente y comenzó saludar como si conociera a todo el mundo. Una leve nube de incomodidad de asentó sobre el rostro de los presentes, que parecían no reconocerlo, como si se estuvieran perdiendo de algo.
—No importa, es lo usual —dejo escapar con una sonrisa, quitando peso al asunto para luego dirigirse hacia los nuevos—. Sin embargo, veo que hay gente nueva… ¿Ya saben cómo funcionan las cosas por acá?
La última frase la dijo paseando una mirada inquisidora sobre Juro, como tanteando terreno con aquel extraño que ahora compartía la mesa.
El ambiente era bastante relajado, algunos fumaban tabacos caros mientras que otros disfrutaban de un vino empalagoso. Al parecer la mayoría se conocía, mientras que unos pocos eran nuevos que llamaban la atención. Se intercambiaban chistes y distendían en conversaciones triviales. Algunos se dirigieron al recién llegado hacían alguna pregunta casual o buscando su opinión respecto al ambiente.
Era evidente que todos le reconocían como nuevo, pero en aquella sala parecía gobernar una regla tacita sobre no hacer preguntas personales y no inmiscuirse en asuntos ajenos.
Luego de pasado un rato, un llego el que sería el octavo jugador. Se trataba de un sujeto un tanto joven para el promedio de los presentes, de ropas lujosas y aire desafiante como un yakuza. Se sentó en el puesto libre bruscamente y comenzó saludar como si conociera a todo el mundo. Una leve nube de incomodidad de asentó sobre el rostro de los presentes, que parecían no reconocerlo, como si se estuvieran perdiendo de algo.
—No importa, es lo usual —dejo escapar con una sonrisa, quitando peso al asunto para luego dirigirse hacia los nuevos—. Sin embargo, veo que hay gente nueva… ¿Ya saben cómo funcionan las cosas por acá?
La última frase la dijo paseando una mirada inquisidora sobre Juro, como tanteando terreno con aquel extraño que ahora compartía la mesa.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)