6/12/2020, 03:20
Y allí estaba, una buena transformación desecha. Mahito sonrió para sí mismo, el viejo truco de cargar con chakra una carta nunca fallaba. Se quedó quieto, preparado para que su rival arremetiese contra él en un desesperado cuerpo a cuerpo. Pero para su sorpresa, y como si mostrase las cartas de su mano, arrojo en la cara de todos una nube de gas que ardía como el infierno.
Le tomo unos segundos el ubicarse y darse cuenta que su enemigo estaba huyendo. Se dijo a si mismo que no lo permitiría, no tanto por cuestiones de trabajo, sino por atreverse a emboscarlo en su pequeño rincón de esparcimiento.
Por supuesto, aquel ninja no tuvo problemas para escabullirse por la puerta. Sin embargo, en el territorio de Mahito no le sería tan sencillo escapar. Aun con la garganta ardiendo, salto contra la ventana y aterrizo en medio de la estancia de abajo, llegando mucho más rápido que Juro, quien había tenido que bajar las escaleras.
La gente a su alrededor había comenzado a alborotarse, pues rápidamente habían captado el peligro de la situación, aunque la música seguía sonando fuertemente. Su vista aun fallaba un poco, pero sabía que su oponente solo tenía un lugar por el cual huir en aquel momento. Era solo cuestión de esperar a que apareciese y le viese, para que con un sello lograse que el guardia de la puerta principal perdiera el control de su cuerpo y le atacase por sorpresa.
Le tomo unos segundos el ubicarse y darse cuenta que su enemigo estaba huyendo. Se dijo a si mismo que no lo permitiría, no tanto por cuestiones de trabajo, sino por atreverse a emboscarlo en su pequeño rincón de esparcimiento.
Por supuesto, aquel ninja no tuvo problemas para escabullirse por la puerta. Sin embargo, en el territorio de Mahito no le sería tan sencillo escapar. Aun con la garganta ardiendo, salto contra la ventana y aterrizo en medio de la estancia de abajo, llegando mucho más rápido que Juro, quien había tenido que bajar las escaleras.
La gente a su alrededor había comenzado a alborotarse, pues rápidamente habían captado el peligro de la situación, aunque la música seguía sonando fuertemente. Su vista aun fallaba un poco, pero sabía que su oponente solo tenía un lugar por el cual huir en aquel momento. Era solo cuestión de esperar a que apareciese y le viese, para que con un sello lograse que el guardia de la puerta principal perdiera el control de su cuerpo y le atacase por sorpresa.
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