17/12/2020, 16:47
(Última modificación: 17/12/2020, 16:49 por Aotsuki Ayame. Editado 1 vez en total.)
—Uhmm. No sé qué pensará Yui sama, pero en mi opinión es una estrategia demasiado arriesgada —Opinó Kaido—. Y hablo por experiencia propia, que no digo que en tu caso no vaya a funcionar, pero creo que es momento de mantenernos juntos y purgar a Yukio de una vez por todas.
—En el pasado, no me opondría jamás a una estrategia directa como la que propones, Ayame —coincidió Yui—, pero deberías tener en cuenta la experiencia jodida por la que ha tenido que pasar nuestro amigo Kaido. No, lo ideal sería mantenernos juntos hasta el final, y si nos separamos, que sea como parte de una estrategia conjunta. No abandonaré a otro camarada de nuevo.
—Lo entiendo... —correspondió Ayame, agachando la cabeza.
A Ayame se le había ensombrecido la mirada. Por un momento, había olvidado el desafortunado incidente que había sufrido su compañero al intentar infiltrarse en las fauces de Dragón Rojo. Él mismo había sido engullido por su fuego y habían tardado más de un año en rescatarle. ¿Qué sería de ella si Kurama la atrapaba entre sus garras? Se echaba a temblar de sólo imaginarlo...
Y tanto se sumergió en sus propios pensamientos, que tuvo que ser la voz de la antigua Arashikage la que la sacara de su ensimismamiento:
—Estamos cerca. Deberíamos decidir qué es lo que vamos a hacer primero. Yo ya os digo que iría directa a pedirle explicaciones al Gobernador, y es algo que pienso hacer, pero no tiene por qué ser lo primero. Conozco mis fortalezas y mis debilidades. La estrategia no es lo mío. ¿Alguna idea?
Ayame miró de reojo a Kaido, dubitativa y esperando que empezara a hablar él. Aunque una parte de ella temía la respuesta que pudiera dar el Tiburón. Conocía el temperamento de su compañero: tan similar al de Yui, tan explosivo como la misma tormenta.
Entonces ella debía adoptar el papel de la lluvia que calmara los ánimos.
—Creo que lo primero que deberíamos hacer es tantear un poco el terreno —opinó—. No sabemos cuánto tiempo vamos a estar por allí, así que deberíamos empezar por buscar un lugar donde hospedarnos de manera más o menos... discreta. También deberíamos intentar averiguar algo sobre ese tal Maimai y el hotel Alba del Invierno, si es que de verdad existen.
—En el pasado, no me opondría jamás a una estrategia directa como la que propones, Ayame —coincidió Yui—, pero deberías tener en cuenta la experiencia jodida por la que ha tenido que pasar nuestro amigo Kaido. No, lo ideal sería mantenernos juntos hasta el final, y si nos separamos, que sea como parte de una estrategia conjunta. No abandonaré a otro camarada de nuevo.
—Lo entiendo... —correspondió Ayame, agachando la cabeza.
A Ayame se le había ensombrecido la mirada. Por un momento, había olvidado el desafortunado incidente que había sufrido su compañero al intentar infiltrarse en las fauces de Dragón Rojo. Él mismo había sido engullido por su fuego y habían tardado más de un año en rescatarle. ¿Qué sería de ella si Kurama la atrapaba entre sus garras? Se echaba a temblar de sólo imaginarlo...
Y tanto se sumergió en sus propios pensamientos, que tuvo que ser la voz de la antigua Arashikage la que la sacara de su ensimismamiento:
—Estamos cerca. Deberíamos decidir qué es lo que vamos a hacer primero. Yo ya os digo que iría directa a pedirle explicaciones al Gobernador, y es algo que pienso hacer, pero no tiene por qué ser lo primero. Conozco mis fortalezas y mis debilidades. La estrategia no es lo mío. ¿Alguna idea?
Ayame miró de reojo a Kaido, dubitativa y esperando que empezara a hablar él. Aunque una parte de ella temía la respuesta que pudiera dar el Tiburón. Conocía el temperamento de su compañero: tan similar al de Yui, tan explosivo como la misma tormenta.
Entonces ella debía adoptar el papel de la lluvia que calmara los ánimos.
—Creo que lo primero que deberíamos hacer es tantear un poco el terreno —opinó—. No sabemos cuánto tiempo vamos a estar por allí, así que deberíamos empezar por buscar un lugar donde hospedarnos de manera más o menos... discreta. También deberíamos intentar averiguar algo sobre ese tal Maimai y el hotel Alba del Invierno, si es que de verdad existen.