1/01/2021, 18:01
El golpe impactó de lleno sobre su rival, aunque el marionetista era consciente de que eso no era lo único que necesitaba para derrotarle. Por eso, había pensado en su siguiente movimiento.
Dos figuras se posarían a dos metros de un Mahito herido. Una, la marioneta que antes había destripado sin piedad a su clon. La otra, sin embargo, tenía un tamaño similar y la forma de un pájaro, de pelaje blanco y plumas color negro rayado. El pájaro, que segundos antes había estado moviendose por el aire, se posó en el suelo gracilmente, apoyando sus patas rosadas contra la superficie. Podía verse claramente que, al igual que la otra, era una marioneta, pero aun así su diseño impactaba.
Ambas estaban conectadas por hilos de chakra unidas a las manos de Juro, que se había encargado de mantener una distancia prudencial con su rival, de más de seis metros.
— Yo que tú no haría ningún movimiento estúpido. La marioneta que tienes al lado contiene un sello explosivo bastante más potente que el que has lanzado. A juzgar por tu aspecto y tu agotamiento, no creo que tengas muchas probabilidades de sobrevivir — Y aunque lograra evitarlo, la otra le haría trizas con sus cuchillas —. Si usas uno de tus truquitos, explota. Si haces un movimiento raro, explota. Si no haces lo que digo, explota. Créeme, tu vida ahora mismo está a un movimiento de mi dedo. No te dará tiempo a reaccionar.-
Juro observó a su rival. No descartaba que trata de escapar, pero no le importaba: cualquier acción o técnica que tratara de emplear requería sellos manuales, movimientos o al menos un mínimo de tiempo, y él no se lo daría. Estaba más que dispuesto a activarlo y en un segundo, todo habría terminado para él. Desde luego mejor capturarle vivo para poder entregarle y sacarle la información, pero llegados a este punto, le prefería muerto a dejarle a su libre albedrío.
El pichón mensajero observó tranquilamente a su víctima, con sus ojos ambarinos. Sus patitas rosadas chocaban contra el suelo con un gracioso e irritante sonido que pondría nervioso a cualquiera. Sus alas de pega se habían guardado tras su espalda gracias a la acción de un mecanismo. Si Mahito mirara lo suficientemente de cerca, comprobaría que el pico de la criatura tenía una ranura, al igual que las manos de la otra marioneta que antes había atacado.
Dos figuras se posarían a dos metros de un Mahito herido. Una, la marioneta que antes había destripado sin piedad a su clon. La otra, sin embargo, tenía un tamaño similar y la forma de un pájaro, de pelaje blanco y plumas color negro rayado. El pájaro, que segundos antes había estado moviendose por el aire, se posó en el suelo gracilmente, apoyando sus patas rosadas contra la superficie. Podía verse claramente que, al igual que la otra, era una marioneta, pero aun así su diseño impactaba.
Ambas estaban conectadas por hilos de chakra unidas a las manos de Juro, que se había encargado de mantener una distancia prudencial con su rival, de más de seis metros.
— Yo que tú no haría ningún movimiento estúpido. La marioneta que tienes al lado contiene un sello explosivo bastante más potente que el que has lanzado. A juzgar por tu aspecto y tu agotamiento, no creo que tengas muchas probabilidades de sobrevivir — Y aunque lograra evitarlo, la otra le haría trizas con sus cuchillas —. Si usas uno de tus truquitos, explota. Si haces un movimiento raro, explota. Si no haces lo que digo, explota. Créeme, tu vida ahora mismo está a un movimiento de mi dedo. No te dará tiempo a reaccionar.-
Juro observó a su rival. No descartaba que trata de escapar, pero no le importaba: cualquier acción o técnica que tratara de emplear requería sellos manuales, movimientos o al menos un mínimo de tiempo, y él no se lo daría. Estaba más que dispuesto a activarlo y en un segundo, todo habría terminado para él. Desde luego mejor capturarle vivo para poder entregarle y sacarle la información, pero llegados a este punto, le prefería muerto a dejarle a su libre albedrío.
El pichón mensajero observó tranquilamente a su víctima, con sus ojos ambarinos. Sus patitas rosadas chocaban contra el suelo con un gracioso e irritante sonido que pondría nervioso a cualquiera. Sus alas de pega se habían guardado tras su espalda gracias a la acción de un mecanismo. Si Mahito mirara lo suficientemente de cerca, comprobaría que el pico de la criatura tenía una ranura, al igual que las manos de la otra marioneta que antes había atacado.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60