13/01/2021, 06:57
Y fue así como, sin siquiera ellos saberlo, que aquél viaje a Yukio se convirtió de pronto en algo totalmente distinto a su cometido inicial. Claro que ninguno de ellos fue consciente de ello. De que, por alguna razón, su presencia en el Norte se debía a unas cálidas y felices vacaciones invernales y no a la posibilidad de que Kurama estuviera moviendo sus hilos en la ciudad.
De alguna forma la realidad se desvirtuó de tal manera que durante siete días, las prioridades sencillamente dejaron de serlo; y los días pasaron sin los contratiempos que habrían tenido que tener si estuviesen haciendo lo que dictaba el deber. Demasiado extraño todo aquello. Nada encajaba, y aún así, a ninguno de ellos parecía importarle. Kaido al que menos. Estaba tan feliz. Tan contento. Tan a gusto. Se sentía en familia, algo de lo que careció durante tanto tiempo...
De los tres, seguro que el que menos quería que semejantes vacaciones se ensueño llegasen a su fin era él precisamente.
—Oh, sí, genial —dijo, a duras penas, más concentrado en su desayuno que en otra cosa. Kaido alzó la mirada un momento, y miró a Yui. ¿No tenía máscara? qué raro. No, raro no. ¿Para qué iba a necesitar una, en un lugar tan feliz como Yukio, verdad?—. oiga, Yui-sama, yo es que no quiero ser indiscreto, pero... ¿estas hermosas vacaciones están siendo patrocinadas por Amegakure, verdad? porque fijo Ayame y yo no tenemos para costearnos otra semanita más. Y con las ganas que tengo de quedarme...
De alguna forma la realidad se desvirtuó de tal manera que durante siete días, las prioridades sencillamente dejaron de serlo; y los días pasaron sin los contratiempos que habrían tenido que tener si estuviesen haciendo lo que dictaba el deber. Demasiado extraño todo aquello. Nada encajaba, y aún así, a ninguno de ellos parecía importarle. Kaido al que menos. Estaba tan feliz. Tan contento. Tan a gusto. Se sentía en familia, algo de lo que careció durante tanto tiempo...
De los tres, seguro que el que menos quería que semejantes vacaciones se ensueño llegasen a su fin era él precisamente.
—Oh, sí, genial —dijo, a duras penas, más concentrado en su desayuno que en otra cosa. Kaido alzó la mirada un momento, y miró a Yui. ¿No tenía máscara? qué raro. No, raro no. ¿Para qué iba a necesitar una, en un lugar tan feliz como Yukio, verdad?—. oiga, Yui-sama, yo es que no quiero ser indiscreto, pero... ¿estas hermosas vacaciones están siendo patrocinadas por Amegakure, verdad? porque fijo Ayame y yo no tenemos para costearnos otra semanita más. Y con las ganas que tengo de quedarme...
