16/01/2021, 18:14
¡Plaf! Amekoro Yui, la Tormenta, la máxima autoridad de la Nación, recibió una bola de nieve en el rostro. Kaido se levantó e inmediatamente siguió a Ayame, quien llena de un júbilo inapropiado salió dispuesta a continuar con la batalla en el exterior.
Yui no decía nunca que no a una batalla.
Especialmente si alguien desafiaba su autoridad con una falta de respeto como aquella.
—¡¡AYAAAAAAAAAMEEEEEEEEEEEEEE!! —Un grito iracundo vino del interior del edificio cuando la jinchūriki y el Tiburón se disponían a divertirse con la nieve a fuera. Luego, vinieron los cristales rotos.
¿Los cristales rotos? Oh, sí.
Un cocodrilo de dimensiones enormes saltó a través de la ventana de la taberna. El pánico se apoderó de las calles de Yukio. El enorme reptil tomó una carrera en línea recta hacia Ayame, mientras abría y cerraba la mandíbula con un sonido que podría describirse como:
CHOMP, CHOMP, CHOMP, CHOMP, CHOMP, CHOMP, CHOMP, CHOMP.
Yui no decía nunca que no a una batalla.
Especialmente si alguien desafiaba su autoridad con una falta de respeto como aquella.
—¡¡AYAAAAAAAAAMEEEEEEEEEEEEEE!! —Un grito iracundo vino del interior del edificio cuando la jinchūriki y el Tiburón se disponían a divertirse con la nieve a fuera. Luego, vinieron los cristales rotos.
¿Los cristales rotos? Oh, sí.
¡¡CREEEEAAAAAASHHHHHHH!!
¡¡GROOooooooAAAAAAaaAa!!
¡¡GROOooooooAAAAAAaaAa!!
Un cocodrilo de dimensiones enormes saltó a través de la ventana de la taberna. El pánico se apoderó de las calles de Yukio. El enorme reptil tomó una carrera en línea recta hacia Ayame, mientras abría y cerraba la mandíbula con un sonido que podría describirse como:
CHOMP, CHOMP, CHOMP, CHOMP, CHOMP, CHOMP, CHOMP, CHOMP.
