18/01/2021, 22:48
Aun teniendo las manos atadas, Mahito se mantuvo tranquilo. No necesitaba luchar o resistirse al arresto, todo era cuestión de ser paciente y esperar a que le depositasen en manos menos “problemáticas. Sin embargo, la duda comenzó a escocerle un poco cuando noto que, luego de haber abandonado el local entre el caos, su captor pasaba de largo ante las comisarias locales.
Aquello no le agradaba: ¿No se suponía que debía llevarle con la policía? No parecía un asesino o un investigador, ¿A dónde planeaba llevarle?
La noche le llevo hasta un gran edificio en el centro de la ciudad, cede administrativa de la competición. Incluso a aquellas horas se podían ver luces encendidas y gente yendo y viniendo. Además, la seguridad era considerable. Algo adecuado, teniendo en cuenta la importancia de la gente que permanecía allí.
Tras demostrar sin mucho esfuerzo que era un jounin y que traía consigo a un sospechoso, el cuerpo de seguridad le acompaño a una sala interna y le hizo esperar allí a alguien más competente.
Al poco rato, y con un Mahito ahora visiblemente inquieto, apareció la señora Demura Nayano, la jueza de la primera prueba. Su experiencia era patente, así lo indicaba el par de silenciosos guardaespaldas que le acompañaban y su vista calmada que parecía demostrar un conocimiento bastante acertado de la situación.
—Esto parece serio, así que vayamos al grano —sentencio mientras se acercaba para mantenerse de pie—. ¿Qué ha sucedido y que ha averiguado?
Aquello no le agradaba: ¿No se suponía que debía llevarle con la policía? No parecía un asesino o un investigador, ¿A dónde planeaba llevarle?
La noche le llevo hasta un gran edificio en el centro de la ciudad, cede administrativa de la competición. Incluso a aquellas horas se podían ver luces encendidas y gente yendo y viniendo. Además, la seguridad era considerable. Algo adecuado, teniendo en cuenta la importancia de la gente que permanecía allí.
Tras demostrar sin mucho esfuerzo que era un jounin y que traía consigo a un sospechoso, el cuerpo de seguridad le acompaño a una sala interna y le hizo esperar allí a alguien más competente.
Al poco rato, y con un Mahito ahora visiblemente inquieto, apareció la señora Demura Nayano, la jueza de la primera prueba. Su experiencia era patente, así lo indicaba el par de silenciosos guardaespaldas que le acompañaban y su vista calmada que parecía demostrar un conocimiento bastante acertado de la situación.
—Esto parece serio, así que vayamos al grano —sentencio mientras se acercaba para mantenerse de pie—. ¿Qué ha sucedido y que ha averiguado?
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)