14/01/2016, 16:50
—Tengo miedo...
—Quiero salir de aquí...
Los hombros de Kinma se tensaron, sus pupilas se hicieron perceptiblemente más pequeñas y sus labios dibujaron una tétrica sonrisa. De pronto, el tono de su voz, antes conciliador y reconfortante, se había vuelto grave y ronco, cargado de fuerza, y las muchachas notaron el aliento frío y desangelado que se escapaba de entre sus dientes cerrados, como si le costase respirar.
—¿MiEdO? No oS PreOcuPéIS —dijo, visiblemente alterado. Se aclaró la voz rápidamente, como si se acabara de dar cuenta de que estaba hablando de esa manera tan antinatural. Y se reincorporó—. El miedo... es algo natural. Una respuesta a una situación de peligro. Abrazáos a él. Controladlo. Y seguidme. Pronto os sacaré de aquí... Es una promesa.
Tap. Tap. Tap. Los pasos de Kinma le llevaron al final del pasillo, donde les aguardaba una puerta roja, curiosamente decorada. No había pomo, sólo un papelillo en el que ponía "sello".
—Pero yo no puedo irme de aquí. Tengo que quedarme dentro para volver a formar el sello. Este papel tenéis que despegarlo vosotras. La puerta se abrirá. Y estaréis fuera.
Se dio la vuelta y las apremió con la mano.
—¡Vamos, vamos, niñas! Abrid la puerta, ¿no queréis marcharos? Si tardáis mucho os encontrará.
—Quiero salir de aquí...
Los hombros de Kinma se tensaron, sus pupilas se hicieron perceptiblemente más pequeñas y sus labios dibujaron una tétrica sonrisa. De pronto, el tono de su voz, antes conciliador y reconfortante, se había vuelto grave y ronco, cargado de fuerza, y las muchachas notaron el aliento frío y desangelado que se escapaba de entre sus dientes cerrados, como si le costase respirar.
—¿MiEdO? No oS PreOcuPéIS —dijo, visiblemente alterado. Se aclaró la voz rápidamente, como si se acabara de dar cuenta de que estaba hablando de esa manera tan antinatural. Y se reincorporó—. El miedo... es algo natural. Una respuesta a una situación de peligro. Abrazáos a él. Controladlo. Y seguidme. Pronto os sacaré de aquí... Es una promesa.
Tap. Tap. Tap. Los pasos de Kinma le llevaron al final del pasillo, donde les aguardaba una puerta roja, curiosamente decorada. No había pomo, sólo un papelillo en el que ponía "sello".
—Pero yo no puedo irme de aquí. Tengo que quedarme dentro para volver a formar el sello. Este papel tenéis que despegarlo vosotras. La puerta se abrirá. Y estaréis fuera.
Se dio la vuelta y las apremió con la mano.
—¡Vamos, vamos, niñas! Abrid la puerta, ¿no queréis marcharos? Si tardáis mucho os encontrará.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)