2/03/2021, 17:22
Ya desde fuera, Yui sintió el profundo olor de la cafetera de un huraño Zetsuo, quien blasfemando zanqueó hasta la puerta blasfemando contra Amedama Daruu. Yui le dedicó la mejor de sus sonrisas, afilada, traviesa, mientras se deleitaba con la palidez y la expresión que se había pintado en el rostro como una muñeca en cuanto abrió la puerta y se dio cuenta de quién había llamado al timbre.
—Si instases a esos dos a pagarse una casa con ese rico sueldo de jōnin —espetó Yui, mordaz—, no tendrías que soportar el insistente dedo de Amedama tocando a tu puerta. Aunque quien sabe, igual Kiroe se sienta sola y suba a tomarse el café contigo. —Rio.
»Tomaré una taza de ese café que huele tan bien, sí, gracias.
Yui acompañó a Zetsuo a donde quisiera que le estuviera conduciendo. Tomaría asiento en el primer sofá o silla que consiguiera alcanzar su mano vendada y se sentaría de la forma menos ortodoxa posible.
—Es con Ayame con quien vengo a hablar, sí, pero sólo he oído cosas buenas de ella desde que se convirtió en la mano derecha de Shanise —comentó Yui. Su característica sonrisa se había ido de viaje. Quizás a un tiempo más alegre—. Quiero que me acompañe en una misión importante. —Hizo una pausa, mirando a los ojos al viejo águila—. Sólo puede ser ella.
—Si instases a esos dos a pagarse una casa con ese rico sueldo de jōnin —espetó Yui, mordaz—, no tendrías que soportar el insistente dedo de Amedama tocando a tu puerta. Aunque quien sabe, igual Kiroe se sienta sola y suba a tomarse el café contigo. —Rio.
»Tomaré una taza de ese café que huele tan bien, sí, gracias.
Yui acompañó a Zetsuo a donde quisiera que le estuviera conduciendo. Tomaría asiento en el primer sofá o silla que consiguiera alcanzar su mano vendada y se sentaría de la forma menos ortodoxa posible.
—Es con Ayame con quien vengo a hablar, sí, pero sólo he oído cosas buenas de ella desde que se convirtió en la mano derecha de Shanise —comentó Yui. Su característica sonrisa se había ido de viaje. Quizás a un tiempo más alegre—. Quiero que me acompañe en una misión importante. —Hizo una pausa, mirando a los ojos al viejo águila—. Sólo puede ser ella.