25/03/2021, 22:31
—Será más interesante que quedarme acá tratando de averiguar como regresar por dónde vine, así que sí, creo que me puedo dar una vuelta para ver que sucede — Sonrió mientras se ponía en marcha tras la chica.
Él no creía ser de mucha ayuda, pero siendo que había llegado ahí buscando aventuras no se iba a echar para atrás cuando por fin parecía que la había encontrado. Eso sí, a él le hubiese gustado más el papel de espectador y no involucrarse, pero ese era un lujo que seguramente sería incapaz de darse. Por ahora, la morena avanzaba a un paso constante y no tan acelerado, siendo que él agradecía eso en el fondo de su corazón puesto que aún yendo a toda su velocidad seguramente se hubiese quedado atrás en algún punto.
El sonido del galope entre tanto, parecía acercarse a ellos, siendo que en algún punto seguramente iban a cruzarse.
Fue entonces cuando entre los árboles verían algo moverse: Claramente era un caballo negro, pero no tan grande como Ranko hubiese esperado. Eso si, era imponente, fornido y gallardo, de un pelaje brilloso negro al igual que las vestimentas de su jinete, botas y sombrero incluido. Se traba de un hombre rubio, aunque poco más podrían distinguir. No iban muy rápido; se notaba que las ramas y raíces les obstaculizaban el paso y les forzaban a reducir la velocidad para evitar un accidente.
Y entonces se darían cuenta de que había algo más.
Una ráfaga de viento enorme que abarcaba varios metros pasó arrancando ramas buscando impactar al sujeto y por poco y más casi a los shinobis que apenas y estaban fuera de su alcance.
El sujeto logró obligar a su animal a desviarse por los pelos del impacto, pero terminó cayendo en el brusco movimiento, siendo que el gruñó mientras su montura seguía corriendo hasta lo profundo del bosque mientras su jinete ahora yacía en el suelo.
—¿Ninjas? — Dijo Nao al momento de alzar la vista en la dirección de donde provino la ráfaga. Siendo que dos siluetas saltarinas se movían saltando entre las copas de los árboles. Ahora quedaba claro que era una persecución.
Él no creía ser de mucha ayuda, pero siendo que había llegado ahí buscando aventuras no se iba a echar para atrás cuando por fin parecía que la había encontrado. Eso sí, a él le hubiese gustado más el papel de espectador y no involucrarse, pero ese era un lujo que seguramente sería incapaz de darse. Por ahora, la morena avanzaba a un paso constante y no tan acelerado, siendo que él agradecía eso en el fondo de su corazón puesto que aún yendo a toda su velocidad seguramente se hubiese quedado atrás en algún punto.
El sonido del galope entre tanto, parecía acercarse a ellos, siendo que en algún punto seguramente iban a cruzarse.
Fue entonces cuando entre los árboles verían algo moverse: Claramente era un caballo negro, pero no tan grande como Ranko hubiese esperado. Eso si, era imponente, fornido y gallardo, de un pelaje brilloso negro al igual que las vestimentas de su jinete, botas y sombrero incluido. Se traba de un hombre rubio, aunque poco más podrían distinguir. No iban muy rápido; se notaba que las ramas y raíces les obstaculizaban el paso y les forzaban a reducir la velocidad para evitar un accidente.
Y entonces se darían cuenta de que había algo más.
Una ráfaga de viento enorme que abarcaba varios metros pasó arrancando ramas buscando impactar al sujeto y por poco y más casi a los shinobis que apenas y estaban fuera de su alcance.
El sujeto logró obligar a su animal a desviarse por los pelos del impacto, pero terminó cayendo en el brusco movimiento, siendo que el gruñó mientras su montura seguía corriendo hasta lo profundo del bosque mientras su jinete ahora yacía en el suelo.
—¿Ninjas? — Dijo Nao al momento de alzar la vista en la dirección de donde provino la ráfaga. Siendo que dos siluetas saltarinas se movían saltando entre las copas de los árboles. Ahora quedaba claro que era una persecución.