2/04/2021, 01:28
(Última modificación: 2/04/2021, 14:35 por Akamatsu Nao. Editado 2 veces en total.)
Al verlo de cerca pudo notar que se trataba de un hombre de mediana edad, rondando sus treintas. El hombre tardó en en respondar, siendo que primero emitió un quejido antes de abrir sus ojos y observar a la kunoichi de ojos miel con los suyos propios azulados. Era un tipo atractivo en la medida de lo posible, pero no era el momento ni la hora de detenerse en esos detalles. Parpadeó un poco atontado antes de responder.
—Me he dado duro contra el piso, se me ha estropeado mi impoluto traje, mi caballo se ha ido y para remate quieren matarme. ¿Tú crees que voy a estar bien? — Se levantó de pronto buscando en lo alto a sus perseguidores. —Me siguen un par de ninjas renegados... — Su mirada se desvió a la banda que la kunoichi portaba. —Te iba a decir que corrieras por tu bien pero creo que tú lo vas a llevar mejor que yo, así que con permiso me voy a por mi caballo — Diría tratando se echarse a correr en medio de las grandes raíces de los árboles.
Nao se quedó vigilante, puesto que las sombras de pronto se detuvieron en lo alto de los árboles, aunque volteó de reojo cuando el sujeto se puso de pie tan pronto. «Para haberse dado semejante golpetazo, no está tan mallugado.» Pero sus pensamientos se frenaron en el momento que el sonido de hojas caer le hizo saber que nuevamente estaban en movimiento. Siendo que de pronto dos figuras en las alturas se postraron visibles en las ramas, ambos con dos capas y capuchas negras que lucían bastante andrajosas.
—Huh, lo que nos faltaba... Otros shinobi. ¿Qué procede? Van a interferir? — se cruzó de brazos la figura de voz masculina cuyo rostro seguía escondido bajo la sombra de la capucha.
—Pues depende, ¿pretenden lastimar a un inocente? — Respondió Nao mientras jugueteaba con el pincel en sus labios.
—A decir verdad, ese sujeto no es tan inocente que se diga si es es lo que les preocupa. Así que mejor no metan las narices — Dijo una voz más femenina procedente de la otra figura sombría.
Ambas figuras estaban paradas en las ramas de dos árboles distintos, a unos escasos ocho metros del suelo de dónde se hallaban Ranko y compañía. Estaban expectantes, claramente en guardia. Nao por su lado se llevó una mano para atrás del portaobjetos, aunque no sabía que tan rápido le sería posible reaccionar en una situación de combate cercano si se llegase a suceder.
—Ambos dicen que el otro es el malvado. ¿A quién le creemos entonces, eh? — Se burló. Realmente solo estaba ganando tiempo. No quería proceder sin saber los motivos detrás de todo, pero si alguien daba el primer movimiento, Nao estaba dispuesto a actuar.
—Me he dado duro contra el piso, se me ha estropeado mi impoluto traje, mi caballo se ha ido y para remate quieren matarme. ¿Tú crees que voy a estar bien? — Se levantó de pronto buscando en lo alto a sus perseguidores. —Me siguen un par de ninjas renegados... — Su mirada se desvió a la banda que la kunoichi portaba. —Te iba a decir que corrieras por tu bien pero creo que tú lo vas a llevar mejor que yo, así que con permiso me voy a por mi caballo — Diría tratando se echarse a correr en medio de las grandes raíces de los árboles.
Nao se quedó vigilante, puesto que las sombras de pronto se detuvieron en lo alto de los árboles, aunque volteó de reojo cuando el sujeto se puso de pie tan pronto. «Para haberse dado semejante golpetazo, no está tan mallugado.» Pero sus pensamientos se frenaron en el momento que el sonido de hojas caer le hizo saber que nuevamente estaban en movimiento. Siendo que de pronto dos figuras en las alturas se postraron visibles en las ramas, ambos con dos capas y capuchas negras que lucían bastante andrajosas.
—Huh, lo que nos faltaba... Otros shinobi. ¿Qué procede? Van a interferir? — se cruzó de brazos la figura de voz masculina cuyo rostro seguía escondido bajo la sombra de la capucha.
—Pues depende, ¿pretenden lastimar a un inocente? — Respondió Nao mientras jugueteaba con el pincel en sus labios.
—A decir verdad, ese sujeto no es tan inocente que se diga si es es lo que les preocupa. Así que mejor no metan las narices — Dijo una voz más femenina procedente de la otra figura sombría.
Ambas figuras estaban paradas en las ramas de dos árboles distintos, a unos escasos ocho metros del suelo de dónde se hallaban Ranko y compañía. Estaban expectantes, claramente en guardia. Nao por su lado se llevó una mano para atrás del portaobjetos, aunque no sabía que tan rápido le sería posible reaccionar en una situación de combate cercano si se llegase a suceder.
—Ambos dicen que el otro es el malvado. ¿A quién le creemos entonces, eh? — Se burló. Realmente solo estaba ganando tiempo. No quería proceder sin saber los motivos detrás de todo, pero si alguien daba el primer movimiento, Nao estaba dispuesto a actuar.