5/04/2021, 18:00
A Datsue la Villa de las Aguas Termales le traía sentimientos encontrados. Había pasado numerosos momentos de risa, diversión y días de profunda desconexión por sus baños termales. Pero también le traía recuerdos oscuros. Allí había sido donde se había cruzado con Keisuke. Allí era donde se había gestado el complot que nada traería sino la muerte del propio amejin.
Era por eso que el Uchiha ya no veía aquel lugar con los mismos ojos. Si antes era un escenario ideal para pasar unas buenas vacaciones, ahora tan solo lo veía como un lugar de trabajo. Así había sido para él, desde luego, cumpliendo con una misión de espionaje encomendada por la villa. Había llegado en barco, claro, debido al veto de Kusagakure. En un barco comercial que tomó en el puerto cercano a Ushi y que le dejó casi a las puertas de la villa.
Luego se había colocado todo tipo de mejunjes y plástico para cambiar su apariencia por completo durante semana y media. El Henge no Jutsu estaba bien para un ratito, pero para una infiltración de tanto tiempo nada como un disfraz a la vieja usanza. Había sido un incordio, por supuesto, pero al menos ya la había terminado y sabía que le aguardaba una buena recompensa al llegar a Uzu.
No fue sino una gran muchedumbre que se agolpaba entorno a un edificio que llamó su atención. Se trataba de la inauguración de un orfanato. No supo si el hombre del discurso lo hacía verdaderamente por altruismo o porque quería hacer algún tipo de trapicheo. Blanqueo de capital, evasión de impuestos, mera fama… En su trabajo como ninja había visto de todo. No obstante, la iniciativa al menos beneficiaría a un buen puñado de críos sin hogar y eso, como poco, se merecía su aplauso.
Así que eso hizo Datsue: aplaudirle.
Era por eso que el Uchiha ya no veía aquel lugar con los mismos ojos. Si antes era un escenario ideal para pasar unas buenas vacaciones, ahora tan solo lo veía como un lugar de trabajo. Así había sido para él, desde luego, cumpliendo con una misión de espionaje encomendada por la villa. Había llegado en barco, claro, debido al veto de Kusagakure. En un barco comercial que tomó en el puerto cercano a Ushi y que le dejó casi a las puertas de la villa.
Luego se había colocado todo tipo de mejunjes y plástico para cambiar su apariencia por completo durante semana y media. El Henge no Jutsu estaba bien para un ratito, pero para una infiltración de tanto tiempo nada como un disfraz a la vieja usanza. Había sido un incordio, por supuesto, pero al menos ya la había terminado y sabía que le aguardaba una buena recompensa al llegar a Uzu.
No fue sino una gran muchedumbre que se agolpaba entorno a un edificio que llamó su atención. Se trataba de la inauguración de un orfanato. No supo si el hombre del discurso lo hacía verdaderamente por altruismo o porque quería hacer algún tipo de trapicheo. Blanqueo de capital, evasión de impuestos, mera fama… En su trabajo como ninja había visto de todo. No obstante, la iniciativa al menos beneficiaría a un buen puñado de críos sin hogar y eso, como poco, se merecía su aplauso.
Así que eso hizo Datsue: aplaudirle.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado