12/04/2021, 17:45
—Yo no tengo mucho que decirte o ordenarte. Te he contratado, pero la que ha de saber como lidiar con los maleantes eres tú. Ya hemos intentando antes plantarles cara nosotros y no ha salido para nada bien, por lo que en mí no confíes mucho para las decisiones — Se rascó la nuca. —Pero anda, ve tú a pedir sitio y se te hará — Le dió unas palmadas en el hombro para luego irse a su propia caseta.
Cerca de ahí habían improvisado una zona para comer con una gran mesa y bancos de madera alargados plegables. Los trabajadores tomaron asiento mientras el aroma de la comida se sentía en el aire, oliendo a reconocible carne guisada.
Un muchacho mucho más delgado que la mayoría de hombres iba llevando platos a cada uno de los que estaban sentados, siendo que el joven se encargaba de servir las porciones exactamente iguales. Ni una gota más, ni una menos.
Si la kunoichi deseaba espacio, los bordes de la gran banca parecían de alguna manera desocupados para que ella cupiera. No eran demasiados trabajadores, pero entre lo robustos que eran si que ocupaban algo de espacio.
Cerca de ahí habían improvisado una zona para comer con una gran mesa y bancos de madera alargados plegables. Los trabajadores tomaron asiento mientras el aroma de la comida se sentía en el aire, oliendo a reconocible carne guisada.
Un muchacho mucho más delgado que la mayoría de hombres iba llevando platos a cada uno de los que estaban sentados, siendo que el joven se encargaba de servir las porciones exactamente iguales. Ni una gota más, ni una menos.
Si la kunoichi deseaba espacio, los bordes de la gran banca parecían de alguna manera desocupados para que ella cupiera. No eran demasiados trabajadores, pero entre lo robustos que eran si que ocupaban algo de espacio.
