15/04/2021, 23:18
Juro asintió, ante las palabras de Ayame. Una triste sonrisa asomaba por sus labios. Lo entendía. Él también habría pensado lo mismo un tiempo atrás, antes de que nada de aquello ocurriera.
— Para mí, era como el padre que nunca tuve. Le idolatraba — admitió abiertamente —. Tomó algunas decisiones que me afectaron, desde luego, como obligarme a convertirme en jinchūriki, hacerme mantenerlo en secreto ante mis propios compañeros o retenerme en la aldea. Pero solo supongo que lo hizo por el bien de la aldea y por el mío, y en el fondo pienso que no puedo culparle por ello, aunque en realidad me hicieran sufrir.
Trató de corregirse. No quería dar lastima. Especialmente, frente a otra persona que como él, tampoco lo habría tenido fácil. Ayame era otra jinchūriki al fin y al cabo. Kurama la había cazado, y dudaba mucho que la situación hubiera sido agradable para ella. Por su reacción, entendió que era posible que la líder de su villa hubiera aceptado a Kokuō.
No buscaba aceptación o perdón. Solo explicarse. Con esa determinación, se relajó y continuó con la historia.
— Después de la conversación que tuve con Kokuō, intenté explicarselo todo y razonar con él. Como es lógico, no aceptó que pudiera comunicarme con Chōmei, ni que los bijuu fueran seres racionales, ni que existieran algunos como Kokuō, que solo querían vivir libres. Lo entendió, pero no le gustó absolutamente nada — Se frotó las muñecas, un tanto nervioso —. Pero todo empeoró cuando Kurama me secuestró, en una misión, a través de uno de sus generales y un mercenario. No tuvo la oportunidad de revertir mi sello, porque Chōmei decidió ayudarme en ese momento y pudimos vencerle. Pero cuando regresamos a la villa, aquel hecho había levantado muchas sospechas y no tuve más remedio que contarle lo que había ocurrido.
— Para mí, era como el padre que nunca tuve. Le idolatraba — admitió abiertamente —. Tomó algunas decisiones que me afectaron, desde luego, como obligarme a convertirme en jinchūriki, hacerme mantenerlo en secreto ante mis propios compañeros o retenerme en la aldea. Pero solo supongo que lo hizo por el bien de la aldea y por el mío, y en el fondo pienso que no puedo culparle por ello, aunque en realidad me hicieran sufrir.
Trató de corregirse. No quería dar lastima. Especialmente, frente a otra persona que como él, tampoco lo habría tenido fácil. Ayame era otra jinchūriki al fin y al cabo. Kurama la había cazado, y dudaba mucho que la situación hubiera sido agradable para ella. Por su reacción, entendió que era posible que la líder de su villa hubiera aceptado a Kokuō.
No buscaba aceptación o perdón. Solo explicarse. Con esa determinación, se relajó y continuó con la historia.
— Después de la conversación que tuve con Kokuō, intenté explicarselo todo y razonar con él. Como es lógico, no aceptó que pudiera comunicarme con Chōmei, ni que los bijuu fueran seres racionales, ni que existieran algunos como Kokuō, que solo querían vivir libres. Lo entendió, pero no le gustó absolutamente nada — Se frotó las muñecas, un tanto nervioso —. Pero todo empeoró cuando Kurama me secuestró, en una misión, a través de uno de sus generales y un mercenario. No tuvo la oportunidad de revertir mi sello, porque Chōmei decidió ayudarme en ese momento y pudimos vencerle. Pero cuando regresamos a la villa, aquel hecho había levantado muchas sospechas y no tuve más remedio que contarle lo que había ocurrido.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60