19/04/2021, 16:16
Juro volvió a asentir. La chica estaba en lo correcto. Aunque la tragedia se había cocido a fuego lento durante el tiempo que pasó encerrado en su aldea, el regreso tras el secuestro había sido el desencadenante de todo.
Chōmei habló también desde el interior de su cabeza, dándole un mensaje claro. Su voz, a diferencia de otras veces, sonaba mucho más seria, y no había ni una pizca de broma en su ser.
El marionetista tomó aire y ordenó sus pensamientos, para acabar de contar el relato. Se había prometido así mismo que se lo contaría simple y llanamente y no le daría más vueltas, pero sabía que era una mentira. A diferencia de cualquiera otra persona que le escuchase, Ayame era distinta. Ella entendía, al menos en parte, los sentimientos que le habían asolado en lo referente a su condición de Jinchūriki. Quizá por eso, en el fondo, estaba tan ansioso por ser entendido por ella. Porque le aceptara. Así, no se sentiría tan solo.
— Chōmei me lo advirtió. Antes de subir a su despacho, me dijo que no debería de confiar en él. Que Kenzou-sama tenía los dados trucados. Y que no dudaría en encerrarle en un jarrón de nuevo y asesinarme — explicó, para luego continuar —. No quise creerlo, pero me inquietó, porque me hizo pensar en el desprecio que había mostrado hacia los bijuu y su negativa a creer en algo de lo que le decía. Tras contarle lo que ocurrió en el secuestro, me tachó de traidor y de ser un aliado de Kurama por haber confiado en un bijuu. No hubo tiempo de discutirlo precisamente, porque llamó a sus ANBU sobre mí.
» En ese momento, no sentí odio, ni quise atentar contra mi villa. De verdad. Lo único que sentí fue miedo por mi vida — le dijo a Ayame, sosteniendole la mirada todo lo posible. Para que viera que era una persona sincera —. Intenté huir con el poder de Chōmei. Pero él... era simplemente demasiado poderoso. Me arrinconó. Estuvo a punto de acabar conmigo en mitad de la aldea. Y entonces, me descontrolé. Las emociones me dominaron, supongo. Cuando me di cuenta de lo que estaba pasando, todo se había terminado.
Le había contado una versión mucho más resumida de su historia, pero ahí residía todo lo importante. Aquella era la historia de un traidor que aún soñaba con poder volver a su villa algún día. De alguien que, a pesar de estar rodeado por la suerte, se sentía la persona más desafortunada. Y del bijuu que había decidido salvarle de los peligros que le rodeaban, pagando el precio de la infamia.
«Dile toda la verdad, chico. Yo también formé parte de ello»
Chōmei habló también desde el interior de su cabeza, dándole un mensaje claro. Su voz, a diferencia de otras veces, sonaba mucho más seria, y no había ni una pizca de broma en su ser.
El marionetista tomó aire y ordenó sus pensamientos, para acabar de contar el relato. Se había prometido así mismo que se lo contaría simple y llanamente y no le daría más vueltas, pero sabía que era una mentira. A diferencia de cualquiera otra persona que le escuchase, Ayame era distinta. Ella entendía, al menos en parte, los sentimientos que le habían asolado en lo referente a su condición de Jinchūriki. Quizá por eso, en el fondo, estaba tan ansioso por ser entendido por ella. Porque le aceptara. Así, no se sentiría tan solo.
— Chōmei me lo advirtió. Antes de subir a su despacho, me dijo que no debería de confiar en él. Que Kenzou-sama tenía los dados trucados. Y que no dudaría en encerrarle en un jarrón de nuevo y asesinarme — explicó, para luego continuar —. No quise creerlo, pero me inquietó, porque me hizo pensar en el desprecio que había mostrado hacia los bijuu y su negativa a creer en algo de lo que le decía. Tras contarle lo que ocurrió en el secuestro, me tachó de traidor y de ser un aliado de Kurama por haber confiado en un bijuu. No hubo tiempo de discutirlo precisamente, porque llamó a sus ANBU sobre mí.
» En ese momento, no sentí odio, ni quise atentar contra mi villa. De verdad. Lo único que sentí fue miedo por mi vida — le dijo a Ayame, sosteniendole la mirada todo lo posible. Para que viera que era una persona sincera —. Intenté huir con el poder de Chōmei. Pero él... era simplemente demasiado poderoso. Me arrinconó. Estuvo a punto de acabar conmigo en mitad de la aldea. Y entonces, me descontrolé. Las emociones me dominaron, supongo. Cuando me di cuenta de lo que estaba pasando, todo se había terminado.
Le había contado una versión mucho más resumida de su historia, pero ahí residía todo lo importante. Aquella era la historia de un traidor que aún soñaba con poder volver a su villa algún día. De alguien que, a pesar de estar rodeado por la suerte, se sentía la persona más desafortunada. Y del bijuu que había decidido salvarle de los peligros que le rodeaban, pagando el precio de la infamia.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60