27/04/2021, 20:08
Nao, bajo su disfraz de Isao, alzó una ceja. «¿Se le da bien esto de improvisar eh?» Se cruzó de brazos observando la conversación con mirada juiciosa.
—¿Familiar de Mari?
—Miren que estaba con la emoción de visitarla pero luego es tan descuidado que ni la dirección puede recordase este energúmeno — Con falsa pesadumbre se llevó la mano a la cara. —Pero si pueden darnos una mano, se los agradecería de todo corazón — Se relajó al dirigirse a las damas.
—Oh, pues en realidad no estaban demasiado lejos — La mujer volteó a ver hacia una intersección. —Sigan por ese camino y luego crucen a la derecha. Los llevará a un callejón, la casa de Mari es la roja.
—Podría guiarlos, somos vecinas — Ofreció una.
Nao levantó la mano.
—Ya les hemos incomodado suficiente y ustedes tendrás labores más importantes que ser los guías de unos forasteros,. Conmigo basta para encaminar a regordete. Mis más sinceros agradecimientos, nos vemos — Hizo una reverencia formal y emprendió la marcha en la ruta indicada.
Una vez avanzaran por el callejón, este se tornaría silencioso. Se sentirían observados, pero en cuanto volteasen los ojos tras las ventanas se esconderían tras las cortinas. La casa roja de la mentada Mari, en realidad contrastaba con lo opaco del resto del sitio.
—Le dejaré hablar a usted, se le da mejor — Volvía a ser el Nao formal en hablado, pero no en aspecto.
—¿Familiar de Mari?
—Miren que estaba con la emoción de visitarla pero luego es tan descuidado que ni la dirección puede recordase este energúmeno — Con falsa pesadumbre se llevó la mano a la cara. —Pero si pueden darnos una mano, se los agradecería de todo corazón — Se relajó al dirigirse a las damas.
—Oh, pues en realidad no estaban demasiado lejos — La mujer volteó a ver hacia una intersección. —Sigan por ese camino y luego crucen a la derecha. Los llevará a un callejón, la casa de Mari es la roja.
—Podría guiarlos, somos vecinas — Ofreció una.
Nao levantó la mano.
—Ya les hemos incomodado suficiente y ustedes tendrás labores más importantes que ser los guías de unos forasteros,. Conmigo basta para encaminar a regordete. Mis más sinceros agradecimientos, nos vemos — Hizo una reverencia formal y emprendió la marcha en la ruta indicada.
Una vez avanzaran por el callejón, este se tornaría silencioso. Se sentirían observados, pero en cuanto volteasen los ojos tras las ventanas se esconderían tras las cortinas. La casa roja de la mentada Mari, en realidad contrastaba con lo opaco del resto del sitio.
—Le dejaré hablar a usted, se le da mejor — Volvía a ser el Nao formal en hablado, pero no en aspecto.