2/06/2021, 19:18
La reacción de la amejin habría sido bastante cómica de haber estado en otra situación, pero lo cierto es que Juro estaba demasiado harto de los malentendidos como para dejar que otro se interpusiera en su camino. Cuando la chica se atrevió por fin a mirar (el marionetista se preguntó, brevemente, qué diablos se había imaginado), la lucidez apareció en sus ojos y le respondió con unas palabras que nunca habría imaginado salir de su boca.
—¡Oh, yo tuve uno de esos con él también!
Esta vez fue su turno de alzar ambas cejas. ¿Qué significaba aquello? La única persona que él supiera que pudiera usarlos era Datsue, y Ayame y él no estaban precisamente en buenos términos la última vez que se habían visto los tres.
Pero la chica fue incluso más allá y afirmó que debían de estar unidos para enfrentar la amenaza que se cernía sobre ellos.
« Ha pasado mucho tiempo. El mundo está cambiando.» — comprendió para sí. Las cosas avanzaban. Aquella peculiar unión le dio algo de esperanza. Igual que Kusagakure parecía estar hundiéndose, otros también progresaban fuera de aquel patético escenario que Kurama parecía estar preparando para la humanidad.
— Tienes razón. El miedo y la pena hicieron que no jugara bien mis cartas durante este tiempo. Pero ya estoy preparado para seguir adelante — afirmó, con convicción. Puede que ya fuera tarde para recorrer otros caminos, pero al menos tenía uno delante y pensaba seguirlo. Le llevara a donde le llevara. Chōmei también pensaba lo mismo —. Sé que la situación no es la mejor, pero podéis contar conmigo y con Chōmei para enfrentar a Kurama o lo que necesitéis. Yo también creo que debemos de estar unidos.
Tras esa afirmación, volvió a observar a Kokuō. Su apariencia era real, pero la mente del chico era incapaz de concebir que verdaderamente estuviera ahí. Sintió ganas de acariciar su pelaje para comprobarlo, pero supo que era una mala idea.
Chōmei no ayudaba precisamente, pero ya estaba acostumbrado a sus bromas. Además, en el fondo, sabía que no pensaba mal de su hermana. Podía sentir el cariño que le tenía en su interior. Si Kokuō entendía que Juro no había intentado humillarla, entonces todo iría bien.
— No sé que está pasando exactamente, pero me alegro de verte así, Kokuō. Te sienta mucho mejor que la situación en la que os dejó Kurama la última vez... Me sentí aterrado en nuestro último encuentro, pero, pensándolo detenidamente, creo que fuiste bastante amable conmigo dadas las circunstancias. Debería darte las gracias — afirmó Juro. Todo había cambiado, desde luego. Puede que Kokuō siguiera siendo una criatura capaz de asesinarle, pero ahora que conocía a Chōmei, había aprendido mucho más de los bijuu. Ya no sentía ese miedo irracional ante sus ojos aguamarina, aunque continuaba teniéndole gran respeto —. ¿Cómo es posible? ¿Existe una forma de liberar el sello, aunque sea temporal?
Puede que el tema de Datsue fuera importante, pero la pregunta le reconcomía desde que habían comenzado a hablar y ya no podía guardarla ya. Necesitaba saberlo, igual que Chōmei ardía en deseos, en su interior, de averiguar cómo hacer algo así.
—¡Oh, yo tuve uno de esos con él también!
Esta vez fue su turno de alzar ambas cejas. ¿Qué significaba aquello? La única persona que él supiera que pudiera usarlos era Datsue, y Ayame y él no estaban precisamente en buenos términos la última vez que se habían visto los tres.
Pero la chica fue incluso más allá y afirmó que debían de estar unidos para enfrentar la amenaza que se cernía sobre ellos.
« Ha pasado mucho tiempo. El mundo está cambiando.» — comprendió para sí. Las cosas avanzaban. Aquella peculiar unión le dio algo de esperanza. Igual que Kusagakure parecía estar hundiéndose, otros también progresaban fuera de aquel patético escenario que Kurama parecía estar preparando para la humanidad.
— Tienes razón. El miedo y la pena hicieron que no jugara bien mis cartas durante este tiempo. Pero ya estoy preparado para seguir adelante — afirmó, con convicción. Puede que ya fuera tarde para recorrer otros caminos, pero al menos tenía uno delante y pensaba seguirlo. Le llevara a donde le llevara. Chōmei también pensaba lo mismo —. Sé que la situación no es la mejor, pero podéis contar conmigo y con Chōmei para enfrentar a Kurama o lo que necesitéis. Yo también creo que debemos de estar unidos.
Tras esa afirmación, volvió a observar a Kokuō. Su apariencia era real, pero la mente del chico era incapaz de concebir que verdaderamente estuviera ahí. Sintió ganas de acariciar su pelaje para comprobarlo, pero supo que era una mala idea.
«No te lo recomiendo, Kokuō es mucho más seria y aburrida que yo.
Con lo orgullosa que es, ese "pequeño inconveniente" la habrá reventado por dentro.
Menuda suerte la tuya, jejeje »
Con lo orgullosa que es, ese "pequeño inconveniente" la habrá reventado por dentro.
Menuda suerte la tuya, jejeje »
Chōmei no ayudaba precisamente, pero ya estaba acostumbrado a sus bromas. Además, en el fondo, sabía que no pensaba mal de su hermana. Podía sentir el cariño que le tenía en su interior. Si Kokuō entendía que Juro no había intentado humillarla, entonces todo iría bien.
— No sé que está pasando exactamente, pero me alegro de verte así, Kokuō. Te sienta mucho mejor que la situación en la que os dejó Kurama la última vez... Me sentí aterrado en nuestro último encuentro, pero, pensándolo detenidamente, creo que fuiste bastante amable conmigo dadas las circunstancias. Debería darte las gracias — afirmó Juro. Todo había cambiado, desde luego. Puede que Kokuō siguiera siendo una criatura capaz de asesinarle, pero ahora que conocía a Chōmei, había aprendido mucho más de los bijuu. Ya no sentía ese miedo irracional ante sus ojos aguamarina, aunque continuaba teniéndole gran respeto —. ¿Cómo es posible? ¿Existe una forma de liberar el sello, aunque sea temporal?
Puede que el tema de Datsue fuera importante, pero la pregunta le reconcomía desde que habían comenzado a hablar y ya no podía guardarla ya. Necesitaba saberlo, igual que Chōmei ardía en deseos, en su interior, de averiguar cómo hacer algo así.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60