17/06/2021, 18:06
Yui negó con la cabeza, mientras pasaba una mano por su cabello y arrancaba un par de mechones hechos agua.
—Sin humo. —Las pequeñas gotas que reposaban en la palma de su mano empezaron a burbujear como una olla hirviendo. Poco a poco fueron mutando, aumentando su tamaño hasta convertirse en una wakizashi—. O no podré apuntar al corazón.
Envainó su nueva arma al cinto y, todavía en voz baja, continuó:
—Usaremos el agua a nuestro favor —dijo, mirando a Ayame—, y convertiremos su trampa en su propia contra. Un Mizu Bunshin tuyo y mío bastarán. Haremos que avancen por el pasillo inocentes y desvalidas —dijo, con sorna—. Y cuando ellos ataquen… —No terminó la frase. Su sonrisa la terminó por ella.
No era un plan muy elaborado o concienzudo, pero ella nunca había sido de comerse el tarro demasiado con aquellas cosas. De hecho, su primer impulso había sido simplemente subir esas escaleras y rebanarles el pescuezo a ambos sin tanta parafernalia. Como ella solía decirse: todo el mundo tiene un plan hasta que recibe su primera puñalada.
—Vamos. —Con un sello de mano, creó un Mizu Bunshin, que subió las escaleras a prisas, saltando de dos en dos los escalones y haciendo mucho ruido con cada pisada. La Yui real, en cambio, avanzaba agazapada y silenciosa, más retrasada, sin terminar de subir del todo las escaleras.
El clon siguió corriendo entre los pilares, y Yui aguardaba, como una leona entre la hierba alta de la sabana.
—Sin humo. —Las pequeñas gotas que reposaban en la palma de su mano empezaron a burbujear como una olla hirviendo. Poco a poco fueron mutando, aumentando su tamaño hasta convertirse en una wakizashi—. O no podré apuntar al corazón.
Envainó su nueva arma al cinto y, todavía en voz baja, continuó:
—Usaremos el agua a nuestro favor —dijo, mirando a Ayame—, y convertiremos su trampa en su propia contra. Un Mizu Bunshin tuyo y mío bastarán. Haremos que avancen por el pasillo inocentes y desvalidas —dijo, con sorna—. Y cuando ellos ataquen… —No terminó la frase. Su sonrisa la terminó por ella.
No era un plan muy elaborado o concienzudo, pero ella nunca había sido de comerse el tarro demasiado con aquellas cosas. De hecho, su primer impulso había sido simplemente subir esas escaleras y rebanarles el pescuezo a ambos sin tanta parafernalia. Como ella solía decirse: todo el mundo tiene un plan hasta que recibe su primera puñalada.
—Vamos. —Con un sello de mano, creó un Mizu Bunshin, que subió las escaleras a prisas, saltando de dos en dos los escalones y haciendo mucho ruido con cada pisada. La Yui real, en cambio, avanzaba agazapada y silenciosa, más retrasada, sin terminar de subir del todo las escaleras.
El clon siguió corriendo entre los pilares, y Yui aguardaba, como una leona entre la hierba alta de la sabana.