18/06/2021, 05:51
Nao continuó descendiendo lentamente sin voltear a verla. Estaba mucho más molesto de lo que debería, y no estaba esforzándose por ocultarlo en lo absoluto. No quería hacerlo. Pero en su sutileza, mantuvo su actitud fría como la nieve de las montañas en las cuales se crió en su niñez.
—Lo que intenta decirme es que la estabilidad política es una prioridad mayor que la individualidad de una persona. Esa es la resolución—. Comentó a secas. Pudo haber soltado palabras más hirientes, un veneno mucho más cortante como el veredicto del juez al condenado; pero él tampoco estaba en posición de decirle nada, más si se acababan de conocer. No tenía motivos para exigirle nada en absoluto.
El ave finalmente descendió hasta el suelo, y el genin de la lluvia esperó a que la chica bajase, pero sin desvanecer su técnica. Él mismo no se veía en posición de intervenir en una pelea contra dos él solo, y realmente la única razón por la que accedió en primer lugar era por la iniciativa de la kunoichi. «Si ella es tan fuerte como lo aparentan esos músculos seguro que podría pulverizarme sin ningún esfuerzo.» Él no confiaba del todo en sus propias habilidades para manejarlo; no se consideraba un ninja de combate.
Nao esperó, en silencio. Quizá al final tendría que buscar sólo su camino luego de perderse, y al menos igual tenía su técnica para intentar divisar algún camino desde el aire. Eso sí, no tenía un buen sabor de boca en esos momentos.
—Lo que intenta decirme es que la estabilidad política es una prioridad mayor que la individualidad de una persona. Esa es la resolución—. Comentó a secas. Pudo haber soltado palabras más hirientes, un veneno mucho más cortante como el veredicto del juez al condenado; pero él tampoco estaba en posición de decirle nada, más si se acababan de conocer. No tenía motivos para exigirle nada en absoluto.
El ave finalmente descendió hasta el suelo, y el genin de la lluvia esperó a que la chica bajase, pero sin desvanecer su técnica. Él mismo no se veía en posición de intervenir en una pelea contra dos él solo, y realmente la única razón por la que accedió en primer lugar era por la iniciativa de la kunoichi. «Si ella es tan fuerte como lo aparentan esos músculos seguro que podría pulverizarme sin ningún esfuerzo.» Él no confiaba del todo en sus propias habilidades para manejarlo; no se consideraba un ninja de combate.
Nao esperó, en silencio. Quizá al final tendría que buscar sólo su camino luego de perderse, y al menos igual tenía su técnica para intentar divisar algún camino desde el aire. Eso sí, no tenía un buen sabor de boca en esos momentos.