20/06/2021, 22:08
(Última modificación: 21/06/2021, 01:37 por Akamatsu Nao. Editado 1 vez en total.)
Ella soltó mil y un explicaciones, pero el joven Nao continuó sin reacción alguna. Todas las posibilidades y teorías eran eso, cosas intangibles, escenarios que se maquetaban dentro de la cabeza de la joven y que nunca se sabría como eran, pues nadie estaba dispuesto a desvelar las palabras de lo acontecido. Ella incluso le dio un planteamiento a Nao, pero este no le dió mayor importancia en lo absoluto. A los ojos de Nao, ella se contradecía.
Volteó finalmente a verle, simplemente para dar su última respuesta para dejar clara su postura.
—No creo en el bien y el mal. No creo en las palabras. Ni en lo que ven mis ojos.
El ave nuevamente alzó el vuelo levemente, cuando muy a lo lejos escucharon nuevamente el estruendo de árboles siendo golpeados y cayendo. El joven torció el cuello hacia la fuente del sonido, y apretó un poco el agarre de sus manos. Había estado dispuesto a ir, ya no.
—A mí me hubiese gustado crear más arte; crear una historia... — El ave se elevó entonces. —Adiós, Sagisō-san...— Diría para dirigirse entonces hasta por encima de las copas de los árboles.
«Un final que jamás será conocido.»
Volteó finalmente a verle, simplemente para dar su última respuesta para dejar clara su postura.
—No creo en el bien y el mal. No creo en las palabras. Ni en lo que ven mis ojos.
El ave nuevamente alzó el vuelo levemente, cuando muy a lo lejos escucharon nuevamente el estruendo de árboles siendo golpeados y cayendo. El joven torció el cuello hacia la fuente del sonido, y apretó un poco el agarre de sus manos. Había estado dispuesto a ir, ya no.
—A mí me hubiese gustado crear más arte; crear una historia... — El ave se elevó entonces. —Adiós, Sagisō-san...— Diría para dirigirse entonces hasta por encima de las copas de los árboles.
«Un final que jamás será conocido.»