4/07/2021, 00:08
Juro no pudo evitar sentir curiosidad ante los comentarios de Ayame y Kokuō. Se alegraba por Datsue y por el bijuu sellado en su interior, pero... ¿Cómo diablos era el Shukaku para que un ser tan elegante y educado como Kokuō pusiera semejante cara?
« Menuda suerte... » — Eso fue todo lo que pudo averiguar. Quizá en otra ocasión podría sonsacar más a los demás sobre el tema, pero no era el momento.
—Veamos... vamos a intentarlo: Tienes que hacer un Kage Bunshin, pero en lugar de dividir tu chakra, tira de el de Chomei hacia el exterior. Como si quisieras sacarlo de tu cuerpo. ¡Prueba!
La situación cambió y ahora Ayame le estaba apoyando en su aprendizaje de la nueva técnica. El marionetista cerró los ojos y dejó que las palabras de la chica calaran en su interior. Trató de imaginar su cuerpo por dentro y una corriente de chakra que lo recorría: ese era su ser. Más profundamente, en su pecho, una enorme fuente de poder, antigua e inmemorial. Chōmei. Dos fuentes, dos entidades distintas, de las que manaba aquel poder. Puede que fueran uno, pero por dentro, seguían siendo dos también.
Inspiró aire y realizó los sellos de la técnica que ya conocía. Cuando abrió los ojos, ante él se encontraba una copia de Juro perfecta, emergiendo de una pequeña explosión de humo.
— ¿Chōmei? — preguntó Juro, casi con timidez.
El otro negó con la cabeza, encogiéndose de hombros. Era un clon. Si Juro hubiera conocido mejor la técnica, se habría dado cuenta al instante: el clon era idéntico a él, y no mostraba ninguno de los cambios característicos que tendría el cuerpo de un ser humano poseído por el de un bijuu. No. El chico había sido incapaz de arrastrar el chakra del bijuu. Quizá guiado por la costumbre, había dividido el suyo propio.
— ¡Tengo que seguir practicando! — exclamó, para nada desanimado—. Chōmei y yo hemos estado unidos durante tanto tiempo que me cuesta imaginarlo de manera separada a mí.
Aun así, si que había un detalle que podría apreciarse. El pelo del clon. Aunque seguía siendo negro, parecía tener una tonalidad más...azulada. Era un cambio tan insignificante que no había provocado nada distinto, quizá se debía a la sugestión o al haber arrastrado un mínimo fragmento del chakra del bijuu al exterior. Solo teniendo al lado a ambos se podría notar verdaderamente una diferencia.
« Si te lo contara perdería toda la gracia, jejeje »
« Menuda suerte... » — Eso fue todo lo que pudo averiguar. Quizá en otra ocasión podría sonsacar más a los demás sobre el tema, pero no era el momento.
—Veamos... vamos a intentarlo: Tienes que hacer un Kage Bunshin, pero en lugar de dividir tu chakra, tira de el de Chomei hacia el exterior. Como si quisieras sacarlo de tu cuerpo. ¡Prueba!
La situación cambió y ahora Ayame le estaba apoyando en su aprendizaje de la nueva técnica. El marionetista cerró los ojos y dejó que las palabras de la chica calaran en su interior. Trató de imaginar su cuerpo por dentro y una corriente de chakra que lo recorría: ese era su ser. Más profundamente, en su pecho, una enorme fuente de poder, antigua e inmemorial. Chōmei. Dos fuentes, dos entidades distintas, de las que manaba aquel poder. Puede que fueran uno, pero por dentro, seguían siendo dos también.
Inspiró aire y realizó los sellos de la técnica que ya conocía. Cuando abrió los ojos, ante él se encontraba una copia de Juro perfecta, emergiendo de una pequeña explosión de humo.
— ¿Chōmei? — preguntó Juro, casi con timidez.
El otro negó con la cabeza, encogiéndose de hombros. Era un clon. Si Juro hubiera conocido mejor la técnica, se habría dado cuenta al instante: el clon era idéntico a él, y no mostraba ninguno de los cambios característicos que tendría el cuerpo de un ser humano poseído por el de un bijuu. No. El chico había sido incapaz de arrastrar el chakra del bijuu. Quizá guiado por la costumbre, había dividido el suyo propio.
— ¡Tengo que seguir practicando! — exclamó, para nada desanimado—. Chōmei y yo hemos estado unidos durante tanto tiempo que me cuesta imaginarlo de manera separada a mí.
Aun así, si que había un detalle que podría apreciarse. El pelo del clon. Aunque seguía siendo negro, parecía tener una tonalidad más...azulada. Era un cambio tan insignificante que no había provocado nada distinto, quizá se debía a la sugestión o al haber arrastrado un mínimo fragmento del chakra del bijuu al exterior. Solo teniendo al lado a ambos se podría notar verdaderamente una diferencia.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60