7/08/2021, 11:01
Afortunadamente, llegó a tiempo.
Los brazos de chakra lucharon incansablemente contra el poder de la bestia, y, aunque parecía una batalla perdida desde el principio, lograron penetrar la brutal técnica. Lo que quedaba de su improvisada ofensiva logró incluso golpear a la bestia, aunque no fue suficiente ni de lejos para poner el punto final a aquella macabra batalla.
El marionetista sabía más que nadie que aquello tenía que terminar. Notaba sus reservas de chakra mucho más disminuidas que antes. Probablemente, si no fuera por el chakra que Chōmei le otorgaba, ya habría desfallecido.
Entonces, muchas cosas ocurrieron de golpe. La criatura, demostrando una habilidad que Juro nunca había visto, se recubrió en una capa de energía naranja. Con fuerzas renovadas, se lanzó a por Ayame, a una velocidad tan rápida que Juro temió por su vida. El chico ahogó un grito cuando vio como su compañera se deshacía en un charco de agua. Cuando una ofensiva surgió de la misma agua, Juro entendió que estaba bien y que había sido alguna clase de mecanismo de defensa para protegerse.
No había tiempo para preguntas. La chica había logrado algo que él no fue capaz de hacer antes: la criatura estaba inmóvil. Vulnerable.
—¡Acaba con esto!
« ¡Con mucho gusto! »
La criatura en la que se había convertido Juro exhaló un potente bramido. Y entonces, una onda de chakra se propulsó contra la criatura. Rápida. Letal. El chakra puro de un verdadero Bijū, que desintegraría a la copia.
Solo cuando la técnica impactase en el monstruo y este cayera, Juro se atrevería por fin a liberarse de la capa de chakra que le protegía. Era una técnica poderosa, pero también un estrés para su cuerpo. El marionetista se arrodilló, jadeante, mientras trataba de recuperar el aliento. Sus garras volvieron a ser manos, su cabeza abandonó el casco y su cuerpo, aquella segunda piel. Era el mismo de siempre otra vez.
Se volvió hacia Ayame, preocupado.
— Está muerto, ¿verdad? — Entre jadeó y jadeó, trató de ver cómo se encontraba la chica. El golpe que se había dado antes no tenía buena pinta —. Ayame, ¿Estás bien? ¿Cómo están tus heridas?
Los brazos de chakra lucharon incansablemente contra el poder de la bestia, y, aunque parecía una batalla perdida desde el principio, lograron penetrar la brutal técnica. Lo que quedaba de su improvisada ofensiva logró incluso golpear a la bestia, aunque no fue suficiente ni de lejos para poner el punto final a aquella macabra batalla.
El marionetista sabía más que nadie que aquello tenía que terminar. Notaba sus reservas de chakra mucho más disminuidas que antes. Probablemente, si no fuera por el chakra que Chōmei le otorgaba, ya habría desfallecido.
Entonces, muchas cosas ocurrieron de golpe. La criatura, demostrando una habilidad que Juro nunca había visto, se recubrió en una capa de energía naranja. Con fuerzas renovadas, se lanzó a por Ayame, a una velocidad tan rápida que Juro temió por su vida. El chico ahogó un grito cuando vio como su compañera se deshacía en un charco de agua. Cuando una ofensiva surgió de la misma agua, Juro entendió que estaba bien y que había sido alguna clase de mecanismo de defensa para protegerse.
No había tiempo para preguntas. La chica había logrado algo que él no fue capaz de hacer antes: la criatura estaba inmóvil. Vulnerable.
—¡Acaba con esto!
« ¡Con mucho gusto! »
La criatura en la que se había convertido Juro exhaló un potente bramido. Y entonces, una onda de chakra se propulsó contra la criatura. Rápida. Letal. El chakra puro de un verdadero Bijū, que desintegraría a la copia.
Solo cuando la técnica impactase en el monstruo y este cayera, Juro se atrevería por fin a liberarse de la capa de chakra que le protegía. Era una técnica poderosa, pero también un estrés para su cuerpo. El marionetista se arrodilló, jadeante, mientras trataba de recuperar el aliento. Sus garras volvieron a ser manos, su cabeza abandonó el casco y su cuerpo, aquella segunda piel. Era el mismo de siempre otra vez.
Se volvió hacia Ayame, preocupado.
— Está muerto, ¿verdad? — Entre jadeó y jadeó, trató de ver cómo se encontraba la chica. El golpe que se había dado antes no tenía buena pinta —. Ayame, ¿Estás bien? ¿Cómo están tus heridas?
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60