21/08/2021, 22:54
(Última modificación: 21/08/2021, 22:56 por Akamatsu Nao. Editado 1 vez en total.)
Lo que Datsue no sabía, es que aunque quisiera, el tipo no podía callarse la boca. Más honesto, no se podía ser en esta vida. De hecho, so se conociera más a fondo a Shunsuke, se podría decir que lo único que tenía de ninja eran las técnicas, porque su actitud y comportamiento distaban mucho del ideal mínimo de lo que debía ser un shinobi.
—Ay, que es historia larga... — Shunsuke miró a varios lados. —Tiene secuestrada a la esposa de mi tío... Vengan por aquí, no es seguro hablar aquí — Intentaría tomar a las muñecas a los muchachos y llevarlos al callejón que estaba cerca. —Verán, nuestro clan, estaba en la ruina monetaria. Éramos, herreros y tal. Pero hoy en día no podemos competir contra las producciones industriales y tal. Antes de que preguntes porqué no nos dedicamos a otra cosa, bueno, es orgullo. No podemos abandonar la tradición familiar así como así. Bueno, aquí entra Konda — Puso cara de asco. —Nos ofreció materia prima a bajo precio, que el tipo en cuestión es dueño de varios minas, pero hizo más que hacer que nos endeudáramos con él. Secuestró a mi tía, y nos empezó a extorsionar exigiéndonos la localización de una de cuatro armas legendarias... Resulta que fue por nosotros, porque habían sido nuestros ancestros quienes las forjaron y sabíamos su paradero. ¿Qué paso? Bueno, tú sabes lo del desierto...— Frunció el ceño.
—Oye, pero yo no — Se quejó el amejin mientras pasaba de lado a lado el pincel de su boca.
—En resumen, fallamos al llevarle el arma. Y ahora nos tiene a mí y a mi tío trabajando de guardaespaldas para él hasta que le paguemos por la perdida. Rescatar a mi tía no es opción. El cabrón ha usado alguna clase de técnica de sellado que los vincula de que lo que le pase a Konda, le pasa a ella y viceversa. Mi tío odia a morir a Konda a estas alturas, pero está obligado a cuidarlo porque la vida de Konda es la de ella — Suspiraría y dejaría sus brazos colgando.
—Hay algo que no me cuadra. ¿Cómo un tipo que está tan a la vista en el ojo público puede cometer esas cosas con libertad? — Se llevó la mano al mentón. —¿Y de qué necesita él que lo protejan exactamente?
El rostro de Shunsuke, de pronto se puso sombrío. En su único ojo se notaba que miraba a algo que no estaba ahí, y torció la mueca con asco.
—Porque habrá más de alguno que quiera rajarle el cuello. El orfanato es una fachada. En realidad lo hace, para, no sé... Tiene, una obsesión rara, con coleccionar chicas con Kekkei Gen Kai... O sea, sólo las tiene ahí, escondidas, como trofeos. Si le son leales, las deja servirle. A nosotros no nos meternos en eso ni acercarnos a las niñas, tiene a más ninjas que le manejan ese asunto, normalmente son las mismas kunoichis que él entrenó.
Nao no podía creer lo que estaba oyendo. No podía creer que semejante persona, con semejante alcance, estuviera a plena luz del día operando. ¿Quizá ese era su truco? ¿Ser de buen vestir ante los ojos de los demás? Claro, uno espera que un criminal sea de todo: Feo, amenazante, duro. Pero Konda se mostraba totalmente en lo opuesto: Galante, caballeroso, amable. ¿De quién se sospecharía si tienes a ambos estereotipos enfrente? Nao miró a Datsue esperando su reacción, quería una confirmación de qué planeaban hacer.
Shunsuke apretó los puños.
—Les juro que intentaría yo mismo ponerle un freno a esto. Pero creo que no soy ni siquiera lo suficientemente fuerte para intentar plantarle cara a mi tío...— Sus hombros parecían temblar. —Es muy vergonzoso lo que he hecho, es muy terrible en verdad....
—Y aún así no puedes decir que no es tu culpa.
—Ay, que es historia larga... — Shunsuke miró a varios lados. —Tiene secuestrada a la esposa de mi tío... Vengan por aquí, no es seguro hablar aquí — Intentaría tomar a las muñecas a los muchachos y llevarlos al callejón que estaba cerca. —Verán, nuestro clan, estaba en la ruina monetaria. Éramos, herreros y tal. Pero hoy en día no podemos competir contra las producciones industriales y tal. Antes de que preguntes porqué no nos dedicamos a otra cosa, bueno, es orgullo. No podemos abandonar la tradición familiar así como así. Bueno, aquí entra Konda — Puso cara de asco. —Nos ofreció materia prima a bajo precio, que el tipo en cuestión es dueño de varios minas, pero hizo más que hacer que nos endeudáramos con él. Secuestró a mi tía, y nos empezó a extorsionar exigiéndonos la localización de una de cuatro armas legendarias... Resulta que fue por nosotros, porque habían sido nuestros ancestros quienes las forjaron y sabíamos su paradero. ¿Qué paso? Bueno, tú sabes lo del desierto...— Frunció el ceño.
—Oye, pero yo no — Se quejó el amejin mientras pasaba de lado a lado el pincel de su boca.
—En resumen, fallamos al llevarle el arma. Y ahora nos tiene a mí y a mi tío trabajando de guardaespaldas para él hasta que le paguemos por la perdida. Rescatar a mi tía no es opción. El cabrón ha usado alguna clase de técnica de sellado que los vincula de que lo que le pase a Konda, le pasa a ella y viceversa. Mi tío odia a morir a Konda a estas alturas, pero está obligado a cuidarlo porque la vida de Konda es la de ella — Suspiraría y dejaría sus brazos colgando.
—Hay algo que no me cuadra. ¿Cómo un tipo que está tan a la vista en el ojo público puede cometer esas cosas con libertad? — Se llevó la mano al mentón. —¿Y de qué necesita él que lo protejan exactamente?
El rostro de Shunsuke, de pronto se puso sombrío. En su único ojo se notaba que miraba a algo que no estaba ahí, y torció la mueca con asco.
—Porque habrá más de alguno que quiera rajarle el cuello. El orfanato es una fachada. En realidad lo hace, para, no sé... Tiene, una obsesión rara, con coleccionar chicas con Kekkei Gen Kai... O sea, sólo las tiene ahí, escondidas, como trofeos. Si le son leales, las deja servirle. A nosotros no nos meternos en eso ni acercarnos a las niñas, tiene a más ninjas que le manejan ese asunto, normalmente son las mismas kunoichis que él entrenó.
Nao no podía creer lo que estaba oyendo. No podía creer que semejante persona, con semejante alcance, estuviera a plena luz del día operando. ¿Quizá ese era su truco? ¿Ser de buen vestir ante los ojos de los demás? Claro, uno espera que un criminal sea de todo: Feo, amenazante, duro. Pero Konda se mostraba totalmente en lo opuesto: Galante, caballeroso, amable. ¿De quién se sospecharía si tienes a ambos estereotipos enfrente? Nao miró a Datsue esperando su reacción, quería una confirmación de qué planeaban hacer.
Shunsuke apretó los puños.
—Les juro que intentaría yo mismo ponerle un freno a esto. Pero creo que no soy ni siquiera lo suficientemente fuerte para intentar plantarle cara a mi tío...— Sus hombros parecían temblar. —Es muy vergonzoso lo que he hecho, es muy terrible en verdad....
—Y aún así no puedes decir que no es tu culpa.