23/08/2021, 03:55
Chika se pasó todo el rato que siguió a Ranko hasta el dojo buscando una forma de librarse de pelear con Meme y que Kimi no se pegase con Ranko. Podía decirles que quería pelear ella con la Sagiso, pero Kimi se negaría y la mataría. O peor, mucho peor, no se negaría y la miraría durante lo que quedaba de día con una mirada de cachorrito apaleado y se moriría de pena. Sabía que Kimi iba loca por enfrentarse a Ranko. Pero... temía que las piernas de Ranko fuesen demasiado para su pequeña hermanita.
¡Aaaaaaaaaaahhhhhhhhh! Si seguía pensando se iba a volver loca. Kimi ya era una ninja de pleno derecho. Podía decidir por si sola. Y durante unos buenos cinco segundos, Chika se relajó.
—. ¿Cómo...? Ahm... ¿Cómo les gustaría comenzar?
Justo entonces Lyndis decidió descansar así que solo se pelearían Ranko, Kimi, Meme y ella. Solo tenía que decir de pelear con Ranko y todo estaría bien, pero dudó. Dudó porque sería anteponer la seguridad de su hermana a su felicidad, a su crecimiento, a todo por lo que había entrenado.
— ¿Te gustaría empezar conmigo, Sagisō-san?
Estaba muerta. Iba a morir de una patada de las piernas más fuertes de Onindo. Iba a tener que volver a montarla de nuevo cuando acabasen el entrenamiento y ella no tenía ni idea de mecanica... ¡ni de medicina! Completamente palida, se giró a Meme.
— Supongo que solo quedamos tú y yo, Meme-chan. ¿Quieres...?
Ni siquiera le salían las palabras. No dejaba de mirar de reojo a Ranko y a Kimi, que se estaba emocionando como una niña con una piruleta. Se iba a tropezar y se le iba a romper. Y ella tenía que impedir que se clavase el palo de la piruleta y se sacase el ojo bueno. ¡Y Kimi nunca se lo ponía fácil!
¡Aaaaaaaaaaahhhhhhhhh! Si seguía pensando se iba a volver loca. Kimi ya era una ninja de pleno derecho. Podía decidir por si sola. Y durante unos buenos cinco segundos, Chika se relajó.
—. ¿Cómo...? Ahm... ¿Cómo les gustaría comenzar?
Justo entonces Lyndis decidió descansar así que solo se pelearían Ranko, Kimi, Meme y ella. Solo tenía que decir de pelear con Ranko y todo estaría bien, pero dudó. Dudó porque sería anteponer la seguridad de su hermana a su felicidad, a su crecimiento, a todo por lo que había entrenado.
— ¿Te gustaría empezar conmigo, Sagisō-san?
Estaba muerta. Iba a morir de una patada de las piernas más fuertes de Onindo. Iba a tener que volver a montarla de nuevo cuando acabasen el entrenamiento y ella no tenía ni idea de mecanica... ¡ni de medicina! Completamente palida, se giró a Meme.
— Supongo que solo quedamos tú y yo, Meme-chan. ¿Quieres...?
Ni siquiera le salían las palabras. No dejaba de mirar de reojo a Ranko y a Kimi, que se estaba emocionando como una niña con una piruleta. Se iba a tropezar y se le iba a romper. Y ella tenía que impedir que se clavase el palo de la piruleta y se sacase el ojo bueno. ¡Y Kimi nunca se lo ponía fácil!