24/08/2021, 20:21
Oh, Hanabi había acudido al ninja adecuado.
—Ah, no hay buen restaurante que no conozca ya de esta villa —dijo con satisfacción—. No es que me considere un aventurero de la gastronomía, pero en su momento tuve mis citas aquí y allá. Y escoger un buen sitio para cenar en una primera cita es importante. —Pero qué le iba a contar a Hanabi. Seguro que en su día era todo un Genji Monogatari.
Lo cierto es que, de haber sido cuestionado al respecto, Hanabi habría asegurado que no sabía qué o quién diantres era Genji Monogatari. De hecho, aunque el Uzukage era, desde luego, bastante atractivo, no había tenido nunca demasiado éxito con las mujeres. Prueba de ello era su actual soledad. A Datsue le pareció escucharle suspirar mientras se dejaba llevar a lo largo y ancho de la aldeea hasta un restaurante a pie de playa.
Oh, Hanabi conocía aquél restaurante, Hanabi conocía a Uchiha Datsue, y si uno aprende a ser mínimamente observador a lo largo de su vida sabría unir lugar con visitante y conocer el motivo exacto que le había llevado a escogerlo. Pero a Hanabi no le importaba. Creía, de hecho, que ayudaría al joven uzujin a digerir el trago que el destino le tenía reservado.
Hanabi pidió lo mismo que Datsue. Ya había dicho que le apetecía pulpo y el vinito le ayudaría a soltarse.
—Y bueno, ¿qué le parece? —quiso saber Datsue—. Solo vine aquí una vez, pero comí de muerte.
Hanabi suspiró y se dejó caer en la silla, desviando su vista hacia el mar. Cerró los ojos y rememoró.
—Este sitio lleva aquí mucho tiempo. Recuerdo que Shiona nos invitó una vez a todo el equipo. Creo que Don le dejó un buen agujero en la cartera —rio Hanabi—. Fue hace muchos años.
»Volví a comer con Shiona aquí una vez más. A solas —dijo, pasados unos segundos—. Una semana antes de su muerte. —Hanabi abrió los ojos y quedó embriagado por el vaivén de las olas del mar. En su voz había una nostálgica congoja—. La vida da unas vueltas muy curiosas. Sí, muy curiosas. Qué casualidad.
¿Se refería a que había muerto justo después de cenar con ella?
No, se refería a otra cosa. Pero Datsue aún no lo sabía.
—Ah, no hay buen restaurante que no conozca ya de esta villa —dijo con satisfacción—. No es que me considere un aventurero de la gastronomía, pero en su momento tuve mis citas aquí y allá. Y escoger un buen sitio para cenar en una primera cita es importante. —Pero qué le iba a contar a Hanabi. Seguro que en su día era todo un Genji Monogatari.
Lo cierto es que, de haber sido cuestionado al respecto, Hanabi habría asegurado que no sabía qué o quién diantres era Genji Monogatari. De hecho, aunque el Uzukage era, desde luego, bastante atractivo, no había tenido nunca demasiado éxito con las mujeres. Prueba de ello era su actual soledad. A Datsue le pareció escucharle suspirar mientras se dejaba llevar a lo largo y ancho de la aldeea hasta un restaurante a pie de playa.
Oh, Hanabi conocía aquél restaurante, Hanabi conocía a Uchiha Datsue, y si uno aprende a ser mínimamente observador a lo largo de su vida sabría unir lugar con visitante y conocer el motivo exacto que le había llevado a escogerlo. Pero a Hanabi no le importaba. Creía, de hecho, que ayudaría al joven uzujin a digerir el trago que el destino le tenía reservado.
Hanabi pidió lo mismo que Datsue. Ya había dicho que le apetecía pulpo y el vinito le ayudaría a soltarse.
—Y bueno, ¿qué le parece? —quiso saber Datsue—. Solo vine aquí una vez, pero comí de muerte.
Hanabi suspiró y se dejó caer en la silla, desviando su vista hacia el mar. Cerró los ojos y rememoró.
—Este sitio lleva aquí mucho tiempo. Recuerdo que Shiona nos invitó una vez a todo el equipo. Creo que Don le dejó un buen agujero en la cartera —rio Hanabi—. Fue hace muchos años.
»Volví a comer con Shiona aquí una vez más. A solas —dijo, pasados unos segundos—. Una semana antes de su muerte. —Hanabi abrió los ojos y quedó embriagado por el vaivén de las olas del mar. En su voz había una nostálgica congoja—. La vida da unas vueltas muy curiosas. Sí, muy curiosas. Qué casualidad.
¿Se refería a que había muerto justo después de cenar con ella?
No, se refería a otra cosa. Pero Datsue aún no lo sabía.