25/01/2016, 23:40
Con sus antiguos modales caballerescos de otra epoca y tal vez de otro lugar; los cuales habían salido de antiguos libros polvorientos de la biblioteca de amegakure y de las fantasías de un niño por convertirse en un príncipe azul. Aunque, pese a no saber nada, el chico no estaba muy desencaminado, pues la sangre que corría por sus venas era la de un noble.
Con estos, el joven dejo pasar primero a la muchacha, y después la siguió al interior del antiguo castillo. La chica que caminaba dando pequeños saltitos se detuvo en cierto momento para contemplar un cuadro en el que parecía haber una figura humana pintada. Reiji sin embargo camino directo hasta la puerta del fondo. Lo que quiera que hubiese al otro lado de la puerta lo estaba llamando a gritos.
Reiji se paro frente a la puerta y la empujo con firmeza, y con la poca fuerza física de la que disponía. La madera crujió bajo los no tan poderosos brazos del muchacho, pero aun así la puerta cedió, y poco a poco se abrió de par en par. Un gélido viento que salia de aquella habitación cubrió entonces todo el pasillo. El muchacho de Amegakure estaba acostumbrado al frío, su padre, tradicional como ninguno, lo había forzado a entrenar desnudo bajo la lluvia, por lo que aquello no le afecto para nada.
Frente a el se encontraba una amplia habitación de piedra con un pasillo marcado por enormes columnas que llegaban hasta el altísimo techo de la sala. Ademas, en el suelo aun quedaban restos de una antigua alfombra de color rojo, que ahora era prácticamente marrón, desgastada por orden del tiempo y la hambrienta suciedad. Con solo tocarla aquella alfombra podía convertirse en meras motas de polvo.
El suelo de piedra crujió bajo las botas del shinobi, que antes de entrar, había sacado una antorcha de su mochila, y la había encendido. El muchacho tuvo cautela de llenar su mochila con utensilios que podrían venirle bien, puesto que no sabia a donde iba, o que era lo que le llamaba, asi que se equipo bien.
—Vienes? — le pregunto girándose hacia la muchacha.
Con estos, el joven dejo pasar primero a la muchacha, y después la siguió al interior del antiguo castillo. La chica que caminaba dando pequeños saltitos se detuvo en cierto momento para contemplar un cuadro en el que parecía haber una figura humana pintada. Reiji sin embargo camino directo hasta la puerta del fondo. Lo que quiera que hubiese al otro lado de la puerta lo estaba llamando a gritos.
Reiji se paro frente a la puerta y la empujo con firmeza, y con la poca fuerza física de la que disponía. La madera crujió bajo los no tan poderosos brazos del muchacho, pero aun así la puerta cedió, y poco a poco se abrió de par en par. Un gélido viento que salia de aquella habitación cubrió entonces todo el pasillo. El muchacho de Amegakure estaba acostumbrado al frío, su padre, tradicional como ninguno, lo había forzado a entrenar desnudo bajo la lluvia, por lo que aquello no le afecto para nada.
Frente a el se encontraba una amplia habitación de piedra con un pasillo marcado por enormes columnas que llegaban hasta el altísimo techo de la sala. Ademas, en el suelo aun quedaban restos de una antigua alfombra de color rojo, que ahora era prácticamente marrón, desgastada por orden del tiempo y la hambrienta suciedad. Con solo tocarla aquella alfombra podía convertirse en meras motas de polvo.
El suelo de piedra crujió bajo las botas del shinobi, que antes de entrar, había sacado una antorcha de su mochila, y la había encendido. El muchacho tuvo cautela de llenar su mochila con utensilios que podrían venirle bien, puesto que no sabia a donde iba, o que era lo que le llamaba, asi que se equipo bien.
—Vienes? — le pregunto girándose hacia la muchacha.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)