16/10/2021, 22:52
— No le he preguntado si te odia o no, pero dudo que lo haga. No creo que nadie pudiese odiarte nunca.
Chika empezó a relajarse rápidamente. Aunque se aferrase con todas sus fuerzas a la tristeza, pues había roto la promesa implicita de no golpear a Meme, las palabras de su hermana hacían que sintiese mejor, quisiera o no.
— Bueno, ¿te acuerdas de toda la gente que me odiaba solo por mi pelo? O por mis ojos, o por mi increible hermana. — sonrió sin apartar la mirada del combate que tenían enfrente. — Supongo que tengo algo de miedo a que me odien por algo que haya hecho yo y no algo con lo que haya nacido. Entonces sí sería culpa mía, ¿no?
Hasta ese momento, incluso ahora, todo eso le daba igual. Los niños podían ser muy crueles con quienes son diferentes, no era nada nuevo. No era algo que ella hubiese elegido, no era algo que pudiese cambiar, así que le daba entre cero y ninguna importancia. Sin embargo, temía profundamente que alguien la odiase con motivo. Tal vez a raiz de ese odio superficial o tal vez por su naturaleza bondadosa, pero era un temor real para ella.
El combate era como poco impresionante, Lyndis recibia las patadas de Ranko como si fuesen una patada normal y se las devolvía. Chika aún podía sentir el golpe que le dio la kusajin y que casi se cae de una torre de lo lejos que la había mandado.
Chika empezó a relajarse rápidamente. Aunque se aferrase con todas sus fuerzas a la tristeza, pues había roto la promesa implicita de no golpear a Meme, las palabras de su hermana hacían que sintiese mejor, quisiera o no.
— Bueno, ¿te acuerdas de toda la gente que me odiaba solo por mi pelo? O por mis ojos, o por mi increible hermana. — sonrió sin apartar la mirada del combate que tenían enfrente. — Supongo que tengo algo de miedo a que me odien por algo que haya hecho yo y no algo con lo que haya nacido. Entonces sí sería culpa mía, ¿no?
Hasta ese momento, incluso ahora, todo eso le daba igual. Los niños podían ser muy crueles con quienes son diferentes, no era nada nuevo. No era algo que ella hubiese elegido, no era algo que pudiese cambiar, así que le daba entre cero y ninguna importancia. Sin embargo, temía profundamente que alguien la odiase con motivo. Tal vez a raiz de ese odio superficial o tal vez por su naturaleza bondadosa, pero era un temor real para ella.
El combate era como poco impresionante, Lyndis recibia las patadas de Ranko como si fuesen una patada normal y se las devolvía. Chika aún podía sentir el golpe que le dio la kusajin y que casi se cae de una torre de lo lejos que la había mandado.