2/11/2021, 13:28
(Última modificación: 2/11/2021, 22:06 por Zhaoren Lyndis. Editado 1 vez en total.)
Su golpe consiguió ser encajado, recibiendo parte del daño al ser amortiguado por diversos factores. Lyndis odiaba perder, le encantaba ganar y dar todo de sí. Odiaba retirarse de un combate, y se sentía hasta cierto punto avergonzada y humillada cuando no pudo hacer nada en el pais de las aguas termales al ser perseguida como un perro por las calles. No volvería a huir de un combate, lucharia hasta que su cuerpo se lo impidiera, y aún así, lo forzaría más allá por seguir peleando hasta que no le quedara nada más por lo que luchar.
"Tienes razón, hablar contigo es una estupidez, ya le preguntaré a Sagiso Ranko", "Ellas han ardido, dile a Ranko que siempre lleve armas encima"
Las palabras de ese hombre, de aquella sombra misteriosa corporea, retumbaron en su mente de la misma forma que lo estaba haciendo aquel golpe en la chica a la que no podia quitarle el ojo de encima. Los ojos de Lyndis empezaron a volver a su estado natural, mientras alzaba la vista en unos segundos que parecieron una eternidad, para ver como Ranko se disponía a devolverle el golpe con una patada que le dio de lleno en el lateral de la cabeza.
Cayó varios metros alejada de ella boca abajo y tras unos segundos, sus brazos temblorosos intentaron alzarla. Presionaba en el suelo con todo el brazo derecho mientras con la palma del izquierdo, temblando, intentaba forzar el ponerse en pie. Le temblaban las piernas, ahora arrodillada y su pelo estaba hecho un completo desastre, tapándole parte del rostro. Hizo un esfuerzo inhumano por ponerse en pie, poniendo las manos sobre sus rodillas mientras jadeaba. Su cuerpo perdió el color y la complexión de la que gozaba hace unos segundos, y el aura rojiza pareció volverse blanquecina, como un vapor que se disipó rápidamente.
¿Nada más por lo que luchar? ¿Y si se la arrebatan, que haría? ¿Y si no era lo suficientemente fuerte? Lyndis corrió con torpeza de nuevo hacia la castaña, alzando un puño buscando golpearla, para desfallecer al poco de iniciar la marcha, aunque recorrió el espacio suficiente para que esta pudiera reaccionar y evitar que cayera de nuevo al suelo. La expresión que solo Ranko vería de desesperación en su rostro, de frustración, y alguna lágrima suelta. Otra vez era la única que vería esa faceta suya.
"Más, necesito más. Necesito volverme más fuerte. Si no, no podré proteger nada, no podre luchar por nada" fue el último pensamiento que tuvo, antes de perder el conocimiento.
"Tienes razón, hablar contigo es una estupidez, ya le preguntaré a Sagiso Ranko", "Ellas han ardido, dile a Ranko que siempre lleve armas encima"
Las palabras de ese hombre, de aquella sombra misteriosa corporea, retumbaron en su mente de la misma forma que lo estaba haciendo aquel golpe en la chica a la que no podia quitarle el ojo de encima. Los ojos de Lyndis empezaron a volver a su estado natural, mientras alzaba la vista en unos segundos que parecieron una eternidad, para ver como Ranko se disponía a devolverle el golpe con una patada que le dio de lleno en el lateral de la cabeza.
Cayó varios metros alejada de ella boca abajo y tras unos segundos, sus brazos temblorosos intentaron alzarla. Presionaba en el suelo con todo el brazo derecho mientras con la palma del izquierdo, temblando, intentaba forzar el ponerse en pie. Le temblaban las piernas, ahora arrodillada y su pelo estaba hecho un completo desastre, tapándole parte del rostro. Hizo un esfuerzo inhumano por ponerse en pie, poniendo las manos sobre sus rodillas mientras jadeaba. Su cuerpo perdió el color y la complexión de la que gozaba hace unos segundos, y el aura rojiza pareció volverse blanquecina, como un vapor que se disipó rápidamente.
¿Nada más por lo que luchar? ¿Y si se la arrebatan, que haría? ¿Y si no era lo suficientemente fuerte? Lyndis corrió con torpeza de nuevo hacia la castaña, alzando un puño buscando golpearla, para desfallecer al poco de iniciar la marcha, aunque recorrió el espacio suficiente para que esta pudiera reaccionar y evitar que cayera de nuevo al suelo. La expresión que solo Ranko vería de desesperación en su rostro, de frustración, y alguna lágrima suelta. Otra vez era la única que vería esa faceta suya.
"Más, necesito más. Necesito volverme más fuerte. Si no, no podré proteger nada, no podre luchar por nada" fue el último pensamiento que tuvo, antes de perder el conocimiento.
¡Gracias a Ranko por el avatar!