6/11/2021, 19:51
(Última modificación: 6/11/2021, 19:52 por Amedama Daruu.)
Hanabi terminó de girar, anteponiendo el pie izquierdo al derecho. Ambos trazaron la parte incompleta de un círculo en la arena. Tanto su brazo izquierdo, en la parte delantera del bō, como su brazo derecho, en la trasera, se aferraron con fuerza al arma. Hanabi aguardó, sin subestimar a su oponente. Tomó aire por la nariz y dejó que escapara lentamente por la boca. El aliento era el de un dragón, y por eso un leve rastro de llamas, como el provocado por el chasquido de un mechero, parpadeó un instante y luego se desvaneció. Los ojos del Uzukage también eran fuego, y analizaban los siguientes pasos de lo que empezaba a intuir que no era del todo Uchiha Datsue, ni del todo Shukaku, el Ichibi.
Hanabi desconocía si además de la arena que acababa de amortiguar el golpe del bastón, aquella mezcolanza de chakras y de egos podía utilizar el kekkei genkai de los Uchiha. Pero por prudencia sus pupilas se centraron más bien en sus brazos y en sus piernas.
Fue uno de los brazos. Datsue-Shukaku lo extendió hacia adelante e invocó una lanza de puro chakra Raiton. Sarutobi Hanabi dio un salto a ras de suelo hacia un lado para evitarlo, pero pronto se dio cuenta de que no sería suficiente. Aquello no era una lanza: sino una espada, y debía reaccionar con presteza para evitar una desgracia. Sin dudarlo un momento, volvió a usar los dedos de una mano para cortar en dos el mismísimo rayo de Raijin con el mismísimo viento de Fūjin, que era el hermano con ventaja.
Hanabi no era un necio y sabía que no podría seguirle el ritmo a su heredero durante mucho tiempo, pero precisamente porque no era un necio había tomado la decisión de cederle el puesto en primer lugar. Por eso volvió a sonreír, y volvió a emocionarse, y con la energía que eso encendió en el centro de su pecho cargó de nuevo hacia adelante y una vez más empuñó su bastón, y una vez más quiso atacar a su todavía subordinado, esta vez con el extremo, nuevamente envuelto en llamas, que como una cruel broma buscaba golpearle en la nariz.
Hanabi desconocía si además de la arena que acababa de amortiguar el golpe del bastón, aquella mezcolanza de chakras y de egos podía utilizar el kekkei genkai de los Uchiha. Pero por prudencia sus pupilas se centraron más bien en sus brazos y en sus piernas.
Fue uno de los brazos. Datsue-Shukaku lo extendió hacia adelante e invocó una lanza de puro chakra Raiton. Sarutobi Hanabi dio un salto a ras de suelo hacia un lado para evitarlo, pero pronto se dio cuenta de que no sería suficiente. Aquello no era una lanza: sino una espada, y debía reaccionar con presteza para evitar una desgracia. Sin dudarlo un momento, volvió a usar los dedos de una mano para cortar en dos el mismísimo rayo de Raijin con el mismísimo viento de Fūjin, que era el hermano con ventaja.
Hanabi no era un necio y sabía que no podría seguirle el ritmo a su heredero durante mucho tiempo, pero precisamente porque no era un necio había tomado la decisión de cederle el puesto en primer lugar. Por eso volvió a sonreír, y volvió a emocionarse, y con la energía que eso encendió en el centro de su pecho cargó de nuevo hacia adelante y una vez más empuñó su bastón, y una vez más quiso atacar a su todavía subordinado, esta vez con el extremo, nuevamente envuelto en llamas, que como una cruel broma buscaba golpearle en la nariz.