1/12/2021, 00:10
Meme sonrió al escuchar a Kimi, conmovida. ¡Cual sea fuese el problema, ambas querían ayudarse entre sí! ¡Qué hermoso el amor de hermanas!
—Me parece maravilloso, entonces, Chika-san —dijo, muy animada —. Oh. No, no ha bajado de nuevo. Tal vez Lyndis quedó muy adolorida, y le está haciendo compañía. ¿Quieren subir a la habitación? —La pelirroja se veía con curiosidad de averiguar por qué había tardado su hermana mayor.
Mientras tanto, Ranko siguió el movimiento de Lyndis, ayudándole a incorporarse mientras ella misma se sentaba. Al ver que intentaba acomodarse, la de la trenza se colocó detrás de ella para presionar sus hombros y cuello, firme, pero con cuidado, a modo de masaje para intentar relajar y aliviar su dolor muscular.
—Y yo a ti, Waai-chan.
El estómago de la oni les indicaría que no faltaba mucho para el almuerzo, ante lo cual, Ranko soltó una risita.
—¡Es verdad! Me parece que Chika-san quería algo asado. Goromise-san puede encargarse sin problema. ¿Estás lista para bajar? ?¿Te sientes bien para hacerlo? ¿Te duele algo?
Ranko seguiría masajeando sus hombros, si Lyndis se lo permitía, pero le ayudaría a ponerse en pie en cuanto quisiera. Se sentía bastante nerviosa, pero sus gestos y su voz eran calmados, no porque quisiera esconderlo, sino porque el estar junto a Lyndis le hacía sentirse más fuerte, más valiente. La amenaza de un tipo sin brazos y el recuerdo de un ataque terrorista se desvanecieron de su mente, y sólo quedó la chica de cabellos plateados, ruborizada, cansada y hambrienta. Sólo quedó su Waai Fu.
—Me parece maravilloso, entonces, Chika-san —dijo, muy animada —. Oh. No, no ha bajado de nuevo. Tal vez Lyndis quedó muy adolorida, y le está haciendo compañía. ¿Quieren subir a la habitación? —La pelirroja se veía con curiosidad de averiguar por qué había tardado su hermana mayor.
Mientras tanto, Ranko siguió el movimiento de Lyndis, ayudándole a incorporarse mientras ella misma se sentaba. Al ver que intentaba acomodarse, la de la trenza se colocó detrás de ella para presionar sus hombros y cuello, firme, pero con cuidado, a modo de masaje para intentar relajar y aliviar su dolor muscular.
—Y yo a ti, Waai-chan.
El estómago de la oni les indicaría que no faltaba mucho para el almuerzo, ante lo cual, Ranko soltó una risita.
—¡Es verdad! Me parece que Chika-san quería algo asado. Goromise-san puede encargarse sin problema. ¿Estás lista para bajar? ?¿Te sientes bien para hacerlo? ¿Te duele algo?
Ranko seguiría masajeando sus hombros, si Lyndis se lo permitía, pero le ayudaría a ponerse en pie en cuanto quisiera. Se sentía bastante nerviosa, pero sus gestos y su voz eran calmados, no porque quisiera esconderlo, sino porque el estar junto a Lyndis le hacía sentirse más fuerte, más valiente. La amenaza de un tipo sin brazos y el recuerdo de un ataque terrorista se desvanecieron de su mente, y sólo quedó la chica de cabellos plateados, ruborizada, cansada y hambrienta. Sólo quedó su Waai Fu.
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