6/12/2021, 15:13
—Bueno...
Curiosamente, ése era un punto un tanto serio para Ranko. Su madre posiblemente retara a Lyndis a un combate para ver qué tan fuerte era, y no tendría problema alguno. Pero su padre... Era tradición que un Sagisō de sangre heredara el negocio familiar, así que era posible que Sagisō Kizaemon pegara un grito al cielo al enterarse que una de sus hijas no podría darle heredero. Esperaba que Kuumi no se sintiera presionada.
En lo que Ranko pensaba, la peliplateada se arrodilló. Ranko puso los ojos como platos por un momento, pero al ver su exagerada actuación, soltó una risita. Se le hacía curioso que casi nunca antes hubiese pensado en relaciones y parenas, y ahora se le hiciera un pensamiento tan normal gracias a Lyndis.
La castaña le siguió el juego. Le acercó el dorso de una mano, mientras se llevaba la otra a la frente de manera dramática.
—¡Padre, madre! ¡Ustedes no entienden! Si no han de aceptarnos, me escaparé con ella a la libertad, pues...
—¿Hermana?
—Pues es de Lyndis mi corazón y...
Ranko quedó paralizada. No había escuchado el llamado de Meme al estar tan enfocada en Lyndis, y tampoco había escuchado ni visto la puerta abrirse. Al voltear trabajosamente, como un títere con articulaciones viejas, vio a Meme en el umbral de la puerta, manteniendo ésta abierta de par en par. La pelirroja la miraba con una expresión entre sorpresa auténtica y malicia.
—Eeeeeeeeeeeeeeh...
Curiosamente, ése era un punto un tanto serio para Ranko. Su madre posiblemente retara a Lyndis a un combate para ver qué tan fuerte era, y no tendría problema alguno. Pero su padre... Era tradición que un Sagisō de sangre heredara el negocio familiar, así que era posible que Sagisō Kizaemon pegara un grito al cielo al enterarse que una de sus hijas no podría darle heredero. Esperaba que Kuumi no se sintiera presionada.
En lo que Ranko pensaba, la peliplateada se arrodilló. Ranko puso los ojos como platos por un momento, pero al ver su exagerada actuación, soltó una risita. Se le hacía curioso que casi nunca antes hubiese pensado en relaciones y parenas, y ahora se le hiciera un pensamiento tan normal gracias a Lyndis.
La castaña le siguió el juego. Le acercó el dorso de una mano, mientras se llevaba la otra a la frente de manera dramática.
—¡Padre, madre! ¡Ustedes no entienden! Si no han de aceptarnos, me escaparé con ella a la libertad, pues...
—¿Hermana?
—Pues es de Lyndis mi corazón y...
Ranko quedó paralizada. No había escuchado el llamado de Meme al estar tan enfocada en Lyndis, y tampoco había escuchado ni visto la puerta abrirse. Al voltear trabajosamente, como un títere con articulaciones viejas, vio a Meme en el umbral de la puerta, manteniendo ésta abierta de par en par. La pelirroja la miraba con una expresión entre sorpresa auténtica y malicia.
—Eeeeeeeeeeeeeeh...
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