14/01/2022, 12:13
Ayame se abalanzó torpemente sobre Daruu, quien en silencio la rodeó y trató de darle toda la calidez de la que se podía hacer acopio en un día frío de invierno como aquél. Acarició su pelo y suspiró, tratando de retener de nuevo las lágrimas.
—Nunca estarás sola, Ayame —murmuró—. No lo olvides, por favor.
»Sé que no estás bien. Sé que necesitas tiempo. Pero cuando te sientas con fuerzas, yo seguiré ahí. ¿Vale?
—Nunca estarás sola, Ayame —murmuró—. No lo olvides, por favor.
»Sé que no estás bien. Sé que necesitas tiempo. Pero cuando te sientas con fuerzas, yo seguiré ahí. ¿Vale?