12/03/2022, 14:23
Datsue se disculpó a la camarera por las horas tan impropias, y tras ello pidió una mera jarra de agua. No tardó en aclarar que sus días de bebercio ya habían acabado, con algún motivo que solo él conocía. Por su parte, Hayato tampoco era de beber alcohol, por lo que se podría decir que en esa mesa habían dos personas bastante sanas.
—Y para mí lo de siempre, por favor.
El hombre de bigote no titubeó un solo segundo en acariciarlo, obviamente hablamos de su bien más preciado. Hizo un pequeño inciso, pero esperó hasta que la camarera terminó de servir lo pedido y se fue, para continuar hablando. Como era de esperar, no quería que la chica fuese oídos de la conversación. Era algo que podía intuirse.
Inquirió que deseaba que viese a la villa como a una familia, y recalcó que la familia siempre se ayuda entre sí. Dijo que quería que ahora mismo él y un equipo fuesen a por la cabeza de su padrastro, como una misión de caza. Pero no era todo así de sencillo, ese tipo de misiones solía demorarse mucho, y ahora mismo tenían una guerra bien jodida que se cernía sobre ellos. Si disponían de algo, era de todo menos de tiempo. En éstos tiempos, el Uzukage necesitaba a todos y cada uno de sus shinobis; desde el más joven genin, hasta el más viejo jonin. Pero no todo eran malas noticias. El Uzukage le estaba proponiendo un trato: realizar una misión para cada propósito. Incluso cambió su voz, a la que de verdad le correspondía, para preguntar a Hayato si aceptaba.
—La verdad, me honra y me ilusiona que se me trate así, de verdad. Pero no puedo aceptar un trato así tan fácilmente, lo siento. No me considero un shinobi o una persona tonta, o de pocas ideas. Aunque tampoco soy un genio, ni mucho menos. Y aunque el trato se vea tremendamente beneficioso, tengo una pequeña pega... ¿y si muero?.
»Tal y como pinta la cosa, nos vamos a ver todos en batallas y situaciones que sin duda van a sobrepasar nuestras capacidades, o por lo menos las mías. Si muero, necesito saber que alguien va a tomar mi relevo, y que van a hacer que mi madre esté a salvo. Si ganamos la guerra, y yo no estoy aquí para contarlo, lo que menos deseo es que ese cabronazo de mi padrastro siga jodiendole la vida a mi madre. Para mi, no habría sido un buen negocio... darlo todo, para que ella siga en una vida de sufrimiento.
»Si me asegura que alguien continuará el trabajo, será todo un placer aceptar el trato.
Y dicho ésto, le propinó un trago al refresco de frambuesas, su favorito. La verdad, no era nadie para inquirir al Uzukage nada. Pero después de todo, quien no arriesga no gana. Él no era un mal negociante, y los tratos no eran otra cosa que negocios más encuadrados.
—Y para mí lo de siempre, por favor.
El hombre de bigote no titubeó un solo segundo en acariciarlo, obviamente hablamos de su bien más preciado. Hizo un pequeño inciso, pero esperó hasta que la camarera terminó de servir lo pedido y se fue, para continuar hablando. Como era de esperar, no quería que la chica fuese oídos de la conversación. Era algo que podía intuirse.
Inquirió que deseaba que viese a la villa como a una familia, y recalcó que la familia siempre se ayuda entre sí. Dijo que quería que ahora mismo él y un equipo fuesen a por la cabeza de su padrastro, como una misión de caza. Pero no era todo así de sencillo, ese tipo de misiones solía demorarse mucho, y ahora mismo tenían una guerra bien jodida que se cernía sobre ellos. Si disponían de algo, era de todo menos de tiempo. En éstos tiempos, el Uzukage necesitaba a todos y cada uno de sus shinobis; desde el más joven genin, hasta el más viejo jonin. Pero no todo eran malas noticias. El Uzukage le estaba proponiendo un trato: realizar una misión para cada propósito. Incluso cambió su voz, a la que de verdad le correspondía, para preguntar a Hayato si aceptaba.
—La verdad, me honra y me ilusiona que se me trate así, de verdad. Pero no puedo aceptar un trato así tan fácilmente, lo siento. No me considero un shinobi o una persona tonta, o de pocas ideas. Aunque tampoco soy un genio, ni mucho menos. Y aunque el trato se vea tremendamente beneficioso, tengo una pequeña pega... ¿y si muero?.
»Tal y como pinta la cosa, nos vamos a ver todos en batallas y situaciones que sin duda van a sobrepasar nuestras capacidades, o por lo menos las mías. Si muero, necesito saber que alguien va a tomar mi relevo, y que van a hacer que mi madre esté a salvo. Si ganamos la guerra, y yo no estoy aquí para contarlo, lo que menos deseo es que ese cabronazo de mi padrastro siga jodiendole la vida a mi madre. Para mi, no habría sido un buen negocio... darlo todo, para que ella siga en una vida de sufrimiento.
»Si me asegura que alguien continuará el trabajo, será todo un placer aceptar el trato.
Y dicho ésto, le propinó un trago al refresco de frambuesas, su favorito. La verdad, no era nadie para inquirir al Uzukage nada. Pero después de todo, quien no arriesga no gana. Él no era un mal negociante, y los tratos no eran otra cosa que negocios más encuadrados.