12/03/2022, 16:02
La propuesta estaba sobre la mesa, y la contrapropuesta no tardó en surcar la misma. Sin embargo, el tipo de bigote no tardó apenas unos segundos en responder, casi ni se lo pensó. Conforme fue explicando sus motivos, quedó sobre la mesa que el Uzukage ya había pensado de antemano en la cláusula que Hayato quería poner al trato. De hecho, según parecía eso ya estaba hasta escrito en un pergamino, y Diosa sabe que esos pergaminos son la ley.
«¡Maldita sea tío! ¡¡Deberías haber pedido un ascenso o una subida de sueldo!! ¡Serás...!»
La verdad, si hubiese sabido que el trato iba a ser tan fácil, quizás se la hubiese jugado un poco más. Después de todo, en los negocios siempre hay que arriesgar. Pero bueno, en realidad tenía en ese trato todo lo que necesitaba. Un seguro de vida, acceso a misiones arriesgadas en las que podría pillar mejores recompensas, y se estaba acercando a una gran influencia: El Uzukage. Hoy día, quien tiene contactos, tiene poder.
Datsue extendió la mano, y ofreció cerrar el trato. Hayato no tardó demasiado en aceptar, lanzando un firme apretón de manos al tipo bigotudo que a veces imitaba la voz del Uzukage. —Tenemos un trato, si señor.
Este trato sí que había sido un buen negocio.
—¿Puedo hacerle una pregunta? —Y entre tanto, le propinó otro trago al refresco. —¿Cómo es que ya no bebe? ¿antes bebía? —La verdad, tenía curiosidad. Era algo como el tabaco, la gente se iniciaba, y dejarlo costaba horrores...
«¡Maldita sea tío! ¡¡Deberías haber pedido un ascenso o una subida de sueldo!! ¡Serás...!»
La verdad, si hubiese sabido que el trato iba a ser tan fácil, quizás se la hubiese jugado un poco más. Después de todo, en los negocios siempre hay que arriesgar. Pero bueno, en realidad tenía en ese trato todo lo que necesitaba. Un seguro de vida, acceso a misiones arriesgadas en las que podría pillar mejores recompensas, y se estaba acercando a una gran influencia: El Uzukage. Hoy día, quien tiene contactos, tiene poder.
Datsue extendió la mano, y ofreció cerrar el trato. Hayato no tardó demasiado en aceptar, lanzando un firme apretón de manos al tipo bigotudo que a veces imitaba la voz del Uzukage. —Tenemos un trato, si señor.
Este trato sí que había sido un buen negocio.
—¿Puedo hacerle una pregunta? —Y entre tanto, le propinó otro trago al refresco. —¿Cómo es que ya no bebe? ¿antes bebía? —La verdad, tenía curiosidad. Era algo como el tabaco, la gente se iniciaba, y dejarlo costaba horrores...