12/03/2022, 17:54
Datsue siempre había sido un mentiroso, un liante y un embaucador. Pero cuando cerraba un trato, lo cumplía. Existían ciertos códigos que no debían romperse. Especialmente cuando querías ganarte la vida haciendo negocios.
—Oye, no me trates más de usted. ¡Haces que parezca un viejo! —rio—. Pues… nunca me consideré un bebedor habitual, la verdad. Aunque más de dos borracheras me he pillado, y no siempre de fiesta. Y más de tres y cuatro también, para qué te voy a engañar. —Aunque no de forma lo suficientemente recurrente como para que lo considerase un problema. Además, cada vez le gustaba menos la sensación y odiaba más las resacas. Era un negocio poco rentable—. Una cervecita bien fresca en verano me sigue sabiendo a gloria, pero…
Miró hacia la puerta de la entrada, que acaba de abrirse.
—Pero hoy tenemos asuntos serios que tratar.
En la entrada, una mujer agachó la cabeza para poder atravesar el umbral. Era fornida, y aunque llevaba ropajes sueltos y cómodos, sus músculos se adivinaban bajo esta, y lucían como esculpidos en tierra allí donde la piel se podía ver —en el trapecio que anclaba el ancho cuello al resto del torso; en los numerosos tendones que cruzaban sus antebrazos—.
La mujer pareció reparar en ellos, y tras recortar distancias, sus ojos parecieron detenerse particularmente en el bigote de Datsue. Después en sus ojos. Los de ella eran castaños, y ahora que la tenían más cerca, podían apreciar alguna cana gris en su cabello negro, y entrever antiguas cicatrices en la piel. El Uchiha sabía que la peor estaba en su corazón.
—Senju Hayato, te presento a Tākoizu Nahana. Descendiente directa de uno de los cinco ancestrales Señores del Hierro —dijo, solemne—. Te comentaba recientemente que te tomases la libertad de tutearme…
»Mas a ella, la tratarás de usted.
—Oye, no me trates más de usted. ¡Haces que parezca un viejo! —rio—. Pues… nunca me consideré un bebedor habitual, la verdad. Aunque más de dos borracheras me he pillado, y no siempre de fiesta. Y más de tres y cuatro también, para qué te voy a engañar. —Aunque no de forma lo suficientemente recurrente como para que lo considerase un problema. Además, cada vez le gustaba menos la sensación y odiaba más las resacas. Era un negocio poco rentable—. Una cervecita bien fresca en verano me sigue sabiendo a gloria, pero…
Miró hacia la puerta de la entrada, que acaba de abrirse.
—Pero hoy tenemos asuntos serios que tratar.
En la entrada, una mujer agachó la cabeza para poder atravesar el umbral. Era fornida, y aunque llevaba ropajes sueltos y cómodos, sus músculos se adivinaban bajo esta, y lucían como esculpidos en tierra allí donde la piel se podía ver —en el trapecio que anclaba el ancho cuello al resto del torso; en los numerosos tendones que cruzaban sus antebrazos—.
La mujer pareció reparar en ellos, y tras recortar distancias, sus ojos parecieron detenerse particularmente en el bigote de Datsue. Después en sus ojos. Los de ella eran castaños, y ahora que la tenían más cerca, podían apreciar alguna cana gris en su cabello negro, y entrever antiguas cicatrices en la piel. El Uchiha sabía que la peor estaba en su corazón.
—Senju Hayato, te presento a Tākoizu Nahana. Descendiente directa de uno de los cinco ancestrales Señores del Hierro —dijo, solemne—. Te comentaba recientemente que te tomases la libertad de tutearme…
»Mas a ella, la tratarás de usted.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado