20/03/2022, 04:35
Ranko miró a las hermanas, y sus ojos de preocupación no se iban.
—Si dicen que están bien, lo están, Onee-sama. —dijo Meme, inclinando la cabeza. Ranko pensó que tenía razón, y que tenía que confiar en ellas.
—Bien. Está bien, chicas —Les sonrió. Luego rió ante el comentario de Lyndis y le habló con una sonrisa incluso más amplia, y un adorable rubor en sus mejillas —. ¡Claro que sí, Lyn-chan! Tendremos el resto de la tarde y toda la noche, podemos comprar las baratijas que quieran.
Entraron a la ciudad al cabo de unos minutos más de caminata, y Notsuba les dio la bienvenida con puestos y luces llenos de chucherías y cosas casi de carnaval. Meme se tomó del brazo de Ranko, ocultándose detrás de ella para evitar chocar con los transeúntes. Después de un rato más, llegaron a un edificio enorme, con un letrero en forma de escualo, con la leyenda El tiburón de jade: las mejores carnes del país de la Tierra escrito en verde esmeralda. Desde afuera, no se veía un lugar demasiado elegante. Es más, había muchas familias y gente de vestimenta casual dentro.
—Estoy segura que les encantará. ¿E-están listas? —Ranko les volteó a ver, todavía sonriendo con emoción.
—Si dicen que están bien, lo están, Onee-sama. —dijo Meme, inclinando la cabeza. Ranko pensó que tenía razón, y que tenía que confiar en ellas.
—Bien. Está bien, chicas —Les sonrió. Luego rió ante el comentario de Lyndis y le habló con una sonrisa incluso más amplia, y un adorable rubor en sus mejillas —. ¡Claro que sí, Lyn-chan! Tendremos el resto de la tarde y toda la noche, podemos comprar las baratijas que quieran.
Entraron a la ciudad al cabo de unos minutos más de caminata, y Notsuba les dio la bienvenida con puestos y luces llenos de chucherías y cosas casi de carnaval. Meme se tomó del brazo de Ranko, ocultándose detrás de ella para evitar chocar con los transeúntes. Después de un rato más, llegaron a un edificio enorme, con un letrero en forma de escualo, con la leyenda El tiburón de jade: las mejores carnes del país de la Tierra escrito en verde esmeralda. Desde afuera, no se veía un lugar demasiado elegante. Es más, había muchas familias y gente de vestimenta casual dentro.
—Estoy segura que les encantará. ¿E-están listas? —Ranko les volteó a ver, todavía sonriendo con emoción.
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