22/03/2022, 12:15
Solo ver aquel cartel, ya hacía que los ojos le brillasen, así como que empezara a salivar apoyado por el agradable aroma que desprendía el interior del local. Lyndis comió en abundancia, y seguramente alguna de las chicas le llamara la atención por ser algo tosca a la hora de comer. No hablaba con la boca llena, pero sí que se la llenaba constantemente como si tuviera miedo de que le quitaran la comida. Cada vez que pedía algo de beber, era una fría jarra de cerveza dorada como sus ojos de un litro, que en una ocasión, se la termino del tirón. Incitó mil veces a las dos amejines a que siguieran comiendo, ya que como ella pagaría su parte, que le hicieran pagar a Ranko como si ella también hubiera comido de su cuenta. Si alguien pedía algo que ella no había probado, pedía intercambiarle un trozo por lo que tuviera ella a cambio.
Hacía tiempo que no comía tan bien, pero cuando salieron al exterior y caminaron por un rato, se paró en un puesto a pedir un par de palitos de Takoyaki, y posteriormente una caja de taiyaki. Si Ranko no le había llamado la atención en el interior, aquel sería el momento, pero le respondería metiéndole un pececito en la boca, sonriéndola con un dedo en la boca, mandándola a callar. Posteriormente, buscaría por todos los puestos algo que regalarle, pues había sido un día más especial de lo que esperaba, y quería comprarle algo con lo que pudiera recordarlo cada vez que quisiera, pero nada de los puestos le convencía.
Finalmente, en casa, y dentro de un futón con las luces apagadas, miraba al techo pensativa y algo malhumorada, al no haber podido encontrar nada.
Hacía tiempo que no comía tan bien, pero cuando salieron al exterior y caminaron por un rato, se paró en un puesto a pedir un par de palitos de Takoyaki, y posteriormente una caja de taiyaki. Si Ranko no le había llamado la atención en el interior, aquel sería el momento, pero le respondería metiéndole un pececito en la boca, sonriéndola con un dedo en la boca, mandándola a callar. Posteriormente, buscaría por todos los puestos algo que regalarle, pues había sido un día más especial de lo que esperaba, y quería comprarle algo con lo que pudiera recordarlo cada vez que quisiera, pero nada de los puestos le convencía.
Finalmente, en casa, y dentro de un futón con las luces apagadas, miraba al techo pensativa y algo malhumorada, al no haber podido encontrar nada.
¡Gracias a Ranko por el avatar!