22/03/2022, 21:56
La tomo de una mano, posando una encima y la otra por debajo, para luego llevársela hasta su mejilla. Sus ojos todavía estaban bañados en lagrimas, y las que recorrían sus sonrojadas mejillas lo hacían brillando con la luz natural del entorno, la misma que parecía dar un tono calido sobre la piel de la morena, mientras esbozaba una sincera y amplia sonrisa de oreja a oreja.
— N-No puedo estar m-más feliz de volver a estar contigo, Hana-chan — podia verse con esa extraña delicadeza y cuidado que estaba mostrando un poco sus dientes entre su sonrisa.
Se le escapó en algún momento una muy breve carcajada. Hace tan solo un instante pensaba en huir, tal vez golpearla de la rabia, pero ahora no quería separarse de ella, ni lo más mínimo. Se puso en pie con dificultad, pues todavía su cuerpo no se había recuperado de haber llorado con tanta intensidad, y no le soltó la mano en ningún momento.
Hana se veía tan cuidada el último dia que la vió; su precioso cabello dorado en cascada adornado por unas trenzas como si fueran una diadema, sus ojos de tono similar, una ropa limpia y pulcra... Y ella, con ropa que llevaba desde hace dos o tres días hasta para dormir, el cabello descuidado, un rostro de cansancio marcado por las ojeras, y un físico en un estado que parecía empezar a tener un pie en la enfermedad.
— N-No puedo estar m-más feliz de volver a estar contigo, Hana-chan — podia verse con esa extraña delicadeza y cuidado que estaba mostrando un poco sus dientes entre su sonrisa.
Se le escapó en algún momento una muy breve carcajada. Hace tan solo un instante pensaba en huir, tal vez golpearla de la rabia, pero ahora no quería separarse de ella, ni lo más mínimo. Se puso en pie con dificultad, pues todavía su cuerpo no se había recuperado de haber llorado con tanta intensidad, y no le soltó la mano en ningún momento.
Hana se veía tan cuidada el último dia que la vió; su precioso cabello dorado en cascada adornado por unas trenzas como si fueran una diadema, sus ojos de tono similar, una ropa limpia y pulcra... Y ella, con ropa que llevaba desde hace dos o tres días hasta para dormir, el cabello descuidado, un rostro de cansancio marcado por las ojeras, y un físico en un estado que parecía empezar a tener un pie en la enfermedad.