27/03/2022, 11:48
El discurso de Ren fueron todas cosas que Hana ya pensaba que podía decirle, cosas que esperaba oír de sus labios y cuando finalmente pasó, se tranquilizó mucho. Porque aunque pensase que eso era lo que pensaba Ren, no tenía confirmación hasta que ella no lo dijo en voz alta.
Sabía que la había perdonado, pero también quedaba que siguiese culpandola, porque era culpa suya. Sabía que era una tontería y que Ren no haría algo así, lo sabía. Sin embargo, la forma en la que se distanciaba... Nunca la había sentido tan lejos.
Entonces le soltó aquel discurso y le agarro las muñecas mientras la miraba a los ojos. Como si no hubiese pasado ni una hora desde la última vez, Hana se hundió en el océano que eran los ojos de Ren. Ese azul tan profundo, tan brillante, la hacía investigarlo, detener todo pensamiento y prestar toda su atención en ellos.
Ren se iba acercando, lentamente y el corazón de Hana, ya desbocado por el discurso, se aceleraba con cada milímetro que recorría. No se movió, no dijo nada, embelesada por sus ojos.
— P-Perdon... M-Me he dejado llevar...
Hana parpadeó varias veces, volviendo a la realidad poco a poco. Sonrió a Ren, esta vez de forma sincera aunque débil.
— Gracias, Ren-neechan. Necesitaba oírlo, perdon por ponerme así, yo... No quiero que me odies por ser... Débil.
Entonces, pasada la emocionalidad inicial se dio cuenta de lo que había pasado. De qué Ren se había estado acercando lentamente, de lo que significaba, y se sonrojó levemente. ¿Podía ser? No, seguro que solo era emoción del discurso, por eso se había alejado y disculpado.
Sabía que la había perdonado, pero también quedaba que siguiese culpandola, porque era culpa suya. Sabía que era una tontería y que Ren no haría algo así, lo sabía. Sin embargo, la forma en la que se distanciaba... Nunca la había sentido tan lejos.
Entonces le soltó aquel discurso y le agarro las muñecas mientras la miraba a los ojos. Como si no hubiese pasado ni una hora desde la última vez, Hana se hundió en el océano que eran los ojos de Ren. Ese azul tan profundo, tan brillante, la hacía investigarlo, detener todo pensamiento y prestar toda su atención en ellos.
Ren se iba acercando, lentamente y el corazón de Hana, ya desbocado por el discurso, se aceleraba con cada milímetro que recorría. No se movió, no dijo nada, embelesada por sus ojos.
— P-Perdon... M-Me he dejado llevar...
Hana parpadeó varias veces, volviendo a la realidad poco a poco. Sonrió a Ren, esta vez de forma sincera aunque débil.
— Gracias, Ren-neechan. Necesitaba oírlo, perdon por ponerme así, yo... No quiero que me odies por ser... Débil.
Entonces, pasada la emocionalidad inicial se dio cuenta de lo que había pasado. De qué Ren se había estado acercando lentamente, de lo que significaba, y se sonrojó levemente. ¿Podía ser? No, seguro que solo era emoción del discurso, por eso se había alejado y disculpado.