11/05/2022, 11:39
(Última modificación: 11/05/2022, 11:44 por Uchiha Datsue. Editado 1 vez en total.)
Shiten se mostró confuso cuando Toshio llamó por un médico. Primero reparó en el cuerpo del chico. Luego en el de su compañero amejin, al lado. No fue hasta ver que los dos estaban bien que se fijó en el suyo. Oh, sí, aquello…
—Bah, ¡solo es un rasguño! —exclamó, recuperando su antigua energía. Con el uso de un botiquín, se hizo un torniquete improvisado haciendo el nudo con mano y dientes. La expresión de su rostro, en cambio, no podía ocultar su preocupación ni su tristeza. Había fallado a su Kage. Les había fallado a todos. Pero al escuchar al joven amejin gritar como si de un megáfono tuviese entre las manos, despertando la llama de la camaradería en muchos de los que había a su alrededor, lo supo. Tenía que reponerse. Había flaqueado. Por un momento, se había permitido caer en la confusión y la culpa. No más. No había tiempo para eso. Tenía que luchar. Pero, antes, tenía que pensar—. Pero si tenían un arma tan poderosa con ellos, ¿por qué esperaron a lanzarla tan tarde?
El ejército de Kurama había sufrido enormes pérdidas con aquel movimiento. Dar la espalda al enemigo nunca era buena idea, y en su repliegue habían sido carne de cañón para la Alianza. Toshio había mencionado algo. Algo que ahora le taladraba la cabeza: retirarse y evacuar.
—A no ser…
Y entonces, lo vio. El motivo por el que Kurama había mandado replegar a sus tropas. La huida no había sido más que una estafa, un puto anzuelo. ¡Una jodida trampa! El ejército de la Alianza había avanzado y avanzado, atravesando los encharcados campos de los arrozales sin darse cuenta del engaño. Y es que, bajo ellos, bajo sus malditas pisadas…
… estaban escondidos ninjas de Kurama. ¡En los malditos charcos! Haciendo uso de la Técnica del Escondite en el Agua, los ninjas de copo de nieve de las filas más atrasadas y escondidas se habían ocultado en el agua. Luego la Alianza había avanzado, les había sobrepasado, y ahora… Ahora cientos de ninjas salían de los encharcados campos de arroz tras su retaguardia. Los chillidos se redoblaron. La sorpresa y la conmoción se hizo todavía más grande. Los propios tambores de guerra dejaron de resonar.
Era un movimiento de pinza perfecto. No solo les habían separado de la División Médica y de Comunicaciones, todavía más retrasados, sino que ahora el grueso del ejército estaba rodeado por todos lados. ¿Evacuar? ¿Escapar? No había un puto hueco por el que huir.
—¡¡AGÁCHATE!! —No fue una petición, fue una puta orden a Toshio. Apenas un segundo más tarde, un sable hecho de pura energía Ranton se movió de forma horizontal a la altura donde estaba su cuello. Lo empuñaba un joven de no más de dieciséis años, con los brazos y la cara vendada, que acababa de surgir bajo el agua.
»¡Amejin! ¿Cómo es tu nombre? —preguntó a Jun—. ¡A mi lado!
—Oh, ¿qué tenemos aquí? ¿No es el General de la pila de cadáveres? —rio a carcajada suelta—. Está bien… —de su otra mano, otro haz de luz azul oscuro surgió de una extraña empuñadura metálica—, vamos a acabar con esto de una santa vez.
Ahora empuñaba dos sables láseres, y tenían pinta de cortar hasta el acero más duro.
—Bah, ¡solo es un rasguño! —exclamó, recuperando su antigua energía. Con el uso de un botiquín, se hizo un torniquete improvisado haciendo el nudo con mano y dientes. La expresión de su rostro, en cambio, no podía ocultar su preocupación ni su tristeza. Había fallado a su Kage. Les había fallado a todos. Pero al escuchar al joven amejin gritar como si de un megáfono tuviese entre las manos, despertando la llama de la camaradería en muchos de los que había a su alrededor, lo supo. Tenía que reponerse. Había flaqueado. Por un momento, se había permitido caer en la confusión y la culpa. No más. No había tiempo para eso. Tenía que luchar. Pero, antes, tenía que pensar—. Pero si tenían un arma tan poderosa con ellos, ¿por qué esperaron a lanzarla tan tarde?
El ejército de Kurama había sufrido enormes pérdidas con aquel movimiento. Dar la espalda al enemigo nunca era buena idea, y en su repliegue habían sido carne de cañón para la Alianza. Toshio había mencionado algo. Algo que ahora le taladraba la cabeza: retirarse y evacuar.
—A no ser…
Y entonces, lo vio. El motivo por el que Kurama había mandado replegar a sus tropas. La huida no había sido más que una estafa, un puto anzuelo. ¡Una jodida trampa! El ejército de la Alianza había avanzado y avanzado, atravesando los encharcados campos de los arrozales sin darse cuenta del engaño. Y es que, bajo ellos, bajo sus malditas pisadas…
… estaban escondidos ninjas de Kurama. ¡En los malditos charcos! Haciendo uso de la Técnica del Escondite en el Agua, los ninjas de copo de nieve de las filas más atrasadas y escondidas se habían ocultado en el agua. Luego la Alianza había avanzado, les había sobrepasado, y ahora… Ahora cientos de ninjas salían de los encharcados campos de arroz tras su retaguardia. Los chillidos se redoblaron. La sorpresa y la conmoción se hizo todavía más grande. Los propios tambores de guerra dejaron de resonar.
Era un movimiento de pinza perfecto. No solo les habían separado de la División Médica y de Comunicaciones, todavía más retrasados, sino que ahora el grueso del ejército estaba rodeado por todos lados. ¿Evacuar? ¿Escapar? No había un puto hueco por el que huir.
—¡¡AGÁCHATE!! —No fue una petición, fue una puta orden a Toshio. Apenas un segundo más tarde, un sable hecho de pura energía Ranton se movió de forma horizontal a la altura donde estaba su cuello. Lo empuñaba un joven de no más de dieciséis años, con los brazos y la cara vendada, que acababa de surgir bajo el agua.
»¡Amejin! ¿Cómo es tu nombre? —preguntó a Jun—. ¡A mi lado!
—Oh, ¿qué tenemos aquí? ¿No es el General de la pila de cadáveres? —rio a carcajada suelta—. Está bien… —de su otra mano, otro haz de luz azul oscuro surgió de una extraña empuñadura metálica—, vamos a acabar con esto de una santa vez.
Ahora empuñaba dos sables láseres, y tenían pinta de cortar hasta el acero más duro.