22/05/2022, 23:02
Una de las empleadas vio como una chica rubia, entró en el local, y tras mirar un poco las mesas, se dirigió hasta una que estaba al lado de una pared en la zona más al interior posible.
— Ha entrado una nueva clienta ¿te ocupas tú? — dijo ofreciéndole una plateada bandeja a la morena, con la carta, una libreta y un lápiz.
— Oh, si, de acuerdo — cogió lo que le había ofrecido, y se dirigió hasta el lugar indicado mientras mantenía todas las cosas apoyadas sobre la bandeja inclinada hacia su pecho, aferrándose con los pulgares en el interior.
Pese a llegar a la mesa señalada, Ren no pudo ver a aquella persona más allá de una coronilla rubia. La carta del local era lo suficientemente grande como para casi ocultarla entera. Suspiró, e interpretó lo mejor que se le daba.
— Buff... Otra clienta más, más trabajo para mí, ¿y qué es lo que vas a querer? No tengo todo el día — replicó con una expresión de desagrado, sosteniendo la bandeja con un brazo hacia el interior, y con la otra mano apoyada sobre su cintura.
Su ropa era de color oscuro, con detalles y volantes blancos. La falda era lo suficientemente larga como para llegarle casí a las rodillas, de las que se podían ver unos largos calcetines blancos que acababan en unos bonitos zapatos negros con un broche dorado y llevaba el pelo suelto, acicalado y liso hasta poco más allá de sus hombros.
— Ha entrado una nueva clienta ¿te ocupas tú? — dijo ofreciéndole una plateada bandeja a la morena, con la carta, una libreta y un lápiz.
— Oh, si, de acuerdo — cogió lo que le había ofrecido, y se dirigió hasta el lugar indicado mientras mantenía todas las cosas apoyadas sobre la bandeja inclinada hacia su pecho, aferrándose con los pulgares en el interior.
Pese a llegar a la mesa señalada, Ren no pudo ver a aquella persona más allá de una coronilla rubia. La carta del local era lo suficientemente grande como para casi ocultarla entera. Suspiró, e interpretó lo mejor que se le daba.
— Buff... Otra clienta más, más trabajo para mí, ¿y qué es lo que vas a querer? No tengo todo el día — replicó con una expresión de desagrado, sosteniendo la bandeja con un brazo hacia el interior, y con la otra mano apoyada sobre su cintura.
Su ropa era de color oscuro, con detalles y volantes blancos. La falda era lo suficientemente larga como para llegarle casí a las rodillas, de las que se podían ver unos largos calcetines blancos que acababan en unos bonitos zapatos negros con un broche dorado y llevaba el pelo suelto, acicalado y liso hasta poco más allá de sus hombros.