28/05/2022, 19:14
Aquel menú incluía más de lo que se podía mostrar en la tarjeta. Tras varios minutos, Ren apareció empujando un pequeño carrito de bonitos detalles con una destacada cubertería, varias jarras metálicas, una bonita taza y una bandeja que estaba tapada.
— Ya estoy de vuelta, Hime-sama — dijo con la misma sonrisa y suave rubor con la que la había dejado hace un momento.
Tras ello, cogió con ambas manos la bandeja tapada con cuidado, y después la levantó dejando mostrar una gran porción de tarta de tres chocolates con una gran flor de nata en esta. Después, cogió una cuchara de heladero, con la que dejó en el lateral de esta una bola de helado de chocolate con leche; lo cual acompañó dejando un gran vaso de cristal con muescas adornado en forma de flores. En su interior, se podía ver al fondo de este lo que parecía un sirope oscuro que subía a modo de cascada por el cristal. El líquido del contenido variaba en una gama de colores marrones con un buen montón de nata encima y virutas de chocolate.
Finalmente, cogió con cuidado una bonita tiara de colores blancos y lo que parecían gemas rojizas en esta. Entrecerró un poco los ojos, y su sonrisa se ensanchó mientras la sostenía mirándola, esperando a que se recogiera un poco el pelo para colocársela.
— Espero que todo sea de su agrado, Hime-sama — su tono voz también había cambiado, desde antes de haberse marchado, a uno más dulce, amable y melodioso.
— Ya estoy de vuelta, Hime-sama — dijo con la misma sonrisa y suave rubor con la que la había dejado hace un momento.
Tras ello, cogió con ambas manos la bandeja tapada con cuidado, y después la levantó dejando mostrar una gran porción de tarta de tres chocolates con una gran flor de nata en esta. Después, cogió una cuchara de heladero, con la que dejó en el lateral de esta una bola de helado de chocolate con leche; lo cual acompañó dejando un gran vaso de cristal con muescas adornado en forma de flores. En su interior, se podía ver al fondo de este lo que parecía un sirope oscuro que subía a modo de cascada por el cristal. El líquido del contenido variaba en una gama de colores marrones con un buen montón de nata encima y virutas de chocolate.
Finalmente, cogió con cuidado una bonita tiara de colores blancos y lo que parecían gemas rojizas en esta. Entrecerró un poco los ojos, y su sonrisa se ensanchó mientras la sostenía mirándola, esperando a que se recogiera un poco el pelo para colocársela.
— Espero que todo sea de su agrado, Hime-sama — su tono voz también había cambiado, desde antes de haberse marchado, a uno más dulce, amable y melodioso.